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jueves, noviembre 21, 2024

Un galardon “contaminado” 

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Premio Nobel de Química 

Imagen Original: https://www.science.org/content/ article/creators-of-quantum-dots-used-in-tv-displaysand-cell-studies-win-chemistry-nobel

Carlos Chimal 

 

Los anuncios de este codiciado premio a veces están cargados de eventos pintorescos y situaciones embarazosas. El presente año fue una de esas ocasiones.  

Antes de que se celebrara el pleno de la Academia Sueca de Ciencias, momento en que, efectivamente, se eligen a los ganadores, en este caso de Química, alguien tuvo a bien filtrar tres nombres en un correo electrónico dirigido a un periódico de Estocolmo. 

El vocero de la Academia Sueca de Ciencias debió apechugar y ofrecer una disculpa a los otros investigadores que aún tenían posibilidades de triunfar. De todos modos, aseveró, quienes vivieron el dulce proceso de ser corcholata por una vez en su vida no nos defraudarán, lo merecen a todas luces. 

Otro asunto que llamó la atención fue que uno de los tres galardonados no es químico, sino físico del estado sólido. No es que esto sea una novedad, ya desde 1908 Ernst Rutherford había sido premiado en esta disciplina, pero causó cierta suspicacia.  

Desde luego, se especuló también sobre el “factor ruso”, pues el descubridor de los nanocristales semiconductores, Alexei I. Ekimov, moscovita de nacimiento, inició sus investigaciones sobre la propiedades electrónicas y ópticas de dichos cristales  extremadamente diminutos en el Instituto de Óptica Vavilov, localizado en Petersburgo.  

Más tarde emigró a los Estados Unidos, donde participó como director científico de la empresa neoyorquina Nanocrystals Technologies Inc. Se dice que la llamada telefónica desde Estocolmo lo sorprendió viajando hacia México. 

Tales nanocristales, conocidos popularmente como puntos cuánticos, son tan pequeños que es su tamaño lo que determina las propiedades de cada uno de ellos. Esto fue lo que encontró Ekimov en 1981. Resultó inaudito, pues un canon químico dicta que las propiedades de un material son resultado de su configuración molecular en el espacio. Sin embargo, en dimensiones mucho más pequeñas que una molécula química el tamaño rige y afecta de manera notable el color, entre otras propiedades.  

Años más tarde, Louis Brus llegó a las mismas conclusiones mientras laboraba en los Laboratorios Bell intentando utilizar energía del Sol a fin de llevar a cabo reacciones en partículas de sulfuro de cadmio que flotaban en una solución.  

En 1993 Moungi Bawendi refinó la producción de los puntos cuánticos, cosa que abrió la posibilidad comercial de ofrecer al público pantallas no solo de mayores dimensiones, sino capaces de proyectar millones de tonalidades, basadas en colores más precisos, jamás vistos. Como se sabe, también la tecnología médica se ha beneficiado de semejante descubrimiento y es probable que sea muy útil para aumentar la eficiencia de los paneles solares. 

Así se cumple con la voluntad de Alfred Nobel, quien deseaba ver las ideas que florecen en la ciencia internacional convertirse en tecnología para el bienestar general. 

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