La neutralidad no es una característica humana. Por eso, en la lucha por los intereses individuales, la honestidad siempre es frágil y relativa, y las decisiones no siempre son inteligentes.
Los grupos humanos se rigen por esas premisas.
Las últimas decisiones del Consejo Estatal de Morena son una evidencia elocuente.
El presidente del Comité Nacional de Morena, en días previos a la propuesta, insistió que Nacho Mier y Alejandro Armenta estarían la encuesta. Ahora sabemos por qué.
En esos mismos días, en el Consejo, controlado por morenistas cercanos al gobierno anterior, muchos acordaban que Nacho Mier y Alejandro Armenta no pasarían; que tendrían que sacar adelante las propuestas de ellos, que fueron siempre Julio Huerta, Olivia Salomón y Liz Sánchez, y para completar los cuatro, sugerían a Rodrigo Abdalá.
Esto explica la elevada votación para el señor Abdalá, y para Liz Sánchez, aspirantes de último momento.
La sorpresa fue Nacho Mier, que logró la segunda votación entre los aspirantes varones, dentro de un Consejo que siempre le fue hostil. En ello, estriba su primera victoria rumbo a la gubernatura.
A excepción del diputado Mier, los otros tres no estuvieron en los primeros lugares de prácticamente ninguna de las encuestas realizadas en los últimos seis meses.
Y aunque, parcialmente lograron su objetivo, ahora enfrentarán la verdad de la encuesta, donde no podrán hacer pandilla.
No hay peor guerra que la de los “amigos” y los “compañeros”. Pero, aún, con todos sus votos y de lo que representan al interior de ese partido, no podrían ganar la elección.
El filtro establecido para que los consejeros propusieran cumplió el requisito de asegurar su intervención en las decisiones y legitimarlas. Pero las elecciones se ganan con votos y éstos los dan quienes no están registrados como militantes. Por eso, la encuesta abierta a todos los poblanos y las poblanas.
Sabemos también que toda decisión es parto difícil y complicado, pero una responsabilidad del liderazgo real en ese partido es asegurar el tránsito ordenado, que faciliten construir una decisión inteligente.
Morena se encuentra en ello. En el caso de Puebla, ahora se aprecia la pertinencia de la decisión anticipada del Comité Nacional para que, decidieran los consejeros poblanos lo que decidieran, Ignacio Mier y Alejandro Armenta estén en la encuesta oficial. Y, a pesar de todo, los consejeros decidieron por Ignacio Mier y el Comité Nacional incluirá al senador Armenta.
Imagínese, querían dejar fuera al primero y segundo lugar de todas las encuestas.
Los consejeros poblanos de este partido deben recordar que dirigen, si acaso, a la mayoría de sus compañeros militantes activos, pero que el universo electoral, aún al interior de Morena, se integra por otros más que no se sienten representados por ellos y se mueve conforme a otras reglas.
Los consejeros poblanos no consultaron a los compañeros que representan y no dieron una clase de ética política, lo cual es un error mayor por ser de Morena, un partido que asegura ser diferente a los demás partidos.
Pero el ADN del que tanto presumen aún no se desliga del ADN que, muchos de ellos, heredaron de sus ancestros priistas, e insisten en las prácticas que, en el discurso, han combatido sólo en el discurso.