Las más diversas lecturas han surgido una vez que Mario Delgado, dirigente nacional de Morena, adelantó algunas características de la muy esperada convocatoria.
En el caso poblano, todo mundo empezó a imaginar escenarios sobre los seis aspirantes a la gubernatura que serán avalados por el Consejo Estatal una vez que se haya completado el registro.
Tres hombres y tres mujeres, dijo Delgado, serán los seleccionados por el citado Consejo Estatal, mismos que participarán en una encuesta a aplicarse los últimos días de octubre.
Los nombres de Ignacio Mier, Alejandro Armenta, Julio Huerta y Rodrigo Abdala aparecieron inevitablemente en las conversaciones de los restaurantes.
Y qué decir de los de algunas mujeres como Olivia Salomón, Claudia Rivera, Liz Sánchez y Norma Layón.
De los ocho mencionados sólo seis pasarán a la zona de las encuestas: tres hombres y tres mujeres.
Ha trascendido que habrá, como en el reciente proceso interno, una encuesta madre —realizada por la Comisión Nacional— y cuatro encuestas espejo, mismas que serán realizadas por despachos privados.
De ahí saldrá el ganador o la ganadora antes del 5 de noviembre.
Llama la atención que el tema de género será definido al final del procedimiento y no al principio.
Al eliminar este candado, los aspirantes van en igualdad de condiciones.
Otro aspecto que ya había sido cantado por Citlali Hernández, secretaria general de Morena, es el relacionado con las renuncias o licencias.
Los aspirantes podrán contender sin necesidad de renunciar a sus cargos o pedir licencia a sus curules o escaños.
Hay que decir que uno de los aspirantes —el diputado federal Ignacio Mier— será el único que podrá anunciarse siete días antes y cinco días después de su quinto informe de labores, mismo que se efectuará el 8 de octubre próximo.
Dicha propaganda podrá realizarse en la radio y televisión regionales, así como en las redes sociales, programas de internet y periódicos locales.
¿En qué cancha se definirá el nombre del ganador o la ganadora?
Todo mundo especula que en un mundo normal —donde la tierra es redonda—la encuesta tendría la última palabra.
¿Pero qué pasará si la tierra de pronto se vuelve plana?
Es la duda que mata a todos.
Y esa duda ha empezado a generar insomnio.
