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viernes, noviembre 22, 2024

Yo no quiero ser candidato, yo quiero ser gobernador: Nacho Mier

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En entrevista exclusiva con Hipócrita Lector, el líder de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados dice que para gobernar hay que ganar la elección del próximo año, y eso significa sumar a todos. Y agrega: “Quienes no tienen experiencia política, quienes vienen de la práctica patrimonialista —caciquil—, o del arrebato y el oportunismo”, simplemente no lo entienden. 

“No basta que seas el más cercano, el más querido de quien toma las decisiones superiores —el presidente de la República— para que seas candidato. Tienes que ganarlo ahí, en el territorio. Entercarte en donde estés trabajando”, subraya en el contexto del caso Marcelo Ebrard, a quien considera indispensable para el movimiento. 

Ignacio Mier Velazco advierte que Ebrard y sus diputados federales son necesarios para tener mayoría en San Lázaro, y confía en que el presidente López Obrador convenza al excanciller de que no se vaya de Morena. 

De manera inédita, el aspirante a gobernar la entidad revela que gracias a su intervención —y las de Ricardo Monreal y Alejandro Armenta—, Miguel Barbosa Huerta logró ser el candidato de Morena en 2019, pues la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ya tenía preparado el dictamen que anularía su postulación. 

En la larga charla, realizada en sus oficinas de un edificio de Sonata, Mier Velazco dice que nunca fue amigo de Santiago Nieto, extitular de la Unidad de Inteligencia Financiera, a quien tacha de simplista por reducir la denuncia que interpuso por órdenes de Barbosa —y recomendación de Armenta— a un “conflicto entre primos”. 

Hubo en esa trama, advierte convencido, “un uso faccioso de las instituciones con el propósito de dañarme”. 

Al hablar de Claudia Sheinbaum, la nueva dueña del bastón de mando, dice que hay una muy buena relación. Y revela una clave para iniciados: “La invité a todas las plenarias. Eso fue poco advertido. Algunos me decían: “¿Y por qué la invitas?”. Desde hace tres años la invité a que asistiera a las sesiones plenarias del grupo parlamentario. Por algo fue, ¿no?”. 

En efecto: por algo fue. El miércoles pasado lo supimos. 

 

|Mario Alberto Mejía /
Primera parte

  

Mario Alberto Mejía: En la ampliación de la denuncia que interpusiste contra el gobernador Miguel Barbosa, Santiago Nieto, Alejandro Armenta y el fiscal Gilberto Higuera dices que el primero era una persona vengativa. 

 

Nacho Mier: Mira… Él ya está ausente y no me gusta hablar de las personas en ausencia.  

Tú estuviste en su campaña de 2019. 

Sí. Yo le hice el slogan y la fundamentación teórica de lo que debería de ser —política y filosóficamente— un gobierno de reconciliación, paz y bienestar. En la presentación del equipo de campaña me pidió que yo leyera ese mensaje. Le dije que no porque yo no era el candidato. Yo lo ayudé en su campaña. Claro. Lo ayudé, yo ayudé. Incluso, durante el proceso interno, le pedí a Alejandro Armenta que declinara y que retirara la impugnación en atención a que uno de los principales valores que defiende nuestro movimiento es la legitimidad. Si en 2018 hubo un fraude en contra de nuestro movimiento, ¿quién era el candidato legítimo? Pues Miguel Barbosa, ¿no? Él merecía ser el candidato, aunque a mí me lo propusieron. 

 

¿Quién te lo propuso? 

El presidente.  

 

¿Cómo fue eso? 

Me llamó y me dijo: “Oye, ¡tú! ¿Cómo ves Nacho?”. Yo le respondí con una pregunta: “¿Qué andas buscando: gobernador o candidato?”. “¿Por qué?”, me dijo. Y le hice esta reflexión: “Mira, si el movimiento anda buscando gobernador, ya no busquen: soy yo. Nadie conoce el estado como yo. Nadie de tu entorno de los que hemos luchado por esto es más cercano a ti. Nadie conoce los principios de nuestro movimiento. Yo soy fundador del Movimiento de Regeneración Nacional, pero desde antes estuve en contra del fraude y del desafuero. Fundamos el movimiento en 2010-2011, para el caso de Puebla, y en 2015 a nivel nacional”.  

Y agregué: “Si tú buscas gobernador, pues no vas a encontrar otro. Tengo la experiencia, tengo la edad, tengo la serenidad, y emocionalmente estoy preparando para eso. Pero no andas buscando gobernador. Estás buscando candidato, y el candidato legítimo se llama Miguel Barbosa”. 

 

¿No te arrepientes de esa decisión? 

No, porque eran mis principios.  

 

¿Volverías a decirle lo mismo si se repitiera esa escena?  

Lo mismo. Yo siempre voy a preferir lo justo sobre lo legal.  

 

¿En qué momento se rompe la relación entre tú y el gobernador Barbosa?  

Siendo él gobernador. Antes hablé con Alejandro (Armenta) y con Ricardo Monreal. Venía ya un dictamen de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en contra de Barbosa por la impugnación de Alejandro. Y quien ayudó, y hay que reconocerlo, fue Ricardo Monreal. La Sala Superior iba a sesionar el miércoles. Dos días antes, un lunes, muy temprano, hablo con Ricardo Monreal y le pido que nos ayude convenciendo a Armenta de que desista. Así le dije: “Si no lo hacemos no vas a tener cara tú después para exigir legitimidad, porque te aplican la ley y punto”. Me dijo: “Tienes razón, Nacho”. Y me dijo también otras cosas que no voy a platicar. Y habló con Armenta y lo convenció de que presentara el desistimiento. Y por eso se quedó Miguel de candidato, y lo ayudamos todos. Yo le hice también su anteproyecto de Plan de Gobierno, mismo que, por cierto, quedó después olvidado en un cajón. No hicieron nada de lo que estaba ahí. 

Luego me invita a ser su secretario de Gobernación, pero yo ya era coordinador de la mayoría en la Cámara de Diputados, y había la probabilidad muy alta de que me reeligiera, cosa que sucedió. Y volví a ser el coordinador.  

 

Y por eso no aceptaste Gobernación. 

Por eso no acepté.  

 

¿Y a él no le gustó?  

Pues no sé si no le gustó o no, pero yo fui honesto. 

 

En tu ampliación de denuncia citas un diálogo que hubo entre ustedes dos en el que él te dice: “No, Nacho, tú debes concentrarte en Puebla, en tu periódico”. Y ahí te dice de que va a meter a la cárcel a Arturo Rueda.  

Sí, así fue. En honor a la verdad, así fue. 

 

¿Cómo lo tomaste?  

Pues lo tomé como era: que algo andaba mal.  

 

¿Te molestaste? 

Me preocupé. Pero no por mí, por el estado de Puebla. Me preocupé porque había una lista de 2 mil 700 candidatos a ir a la cárcel. 

 

¿Ese incidente lo comentaste con el presidente López Obrador? 

Eso no lo puedo comentar. 

Pero lo comentaste en México. 

Lo comenté con… Yo, como coordinador de la mayoría en la Cámara, precisaba hablar con tres personas: con el presidente de la República, con mi contraparte en el Senado y con el presidente de la Suprema Corte. 

Pero no era necesario, porque no era el caso de Ignacio Mier o uno de sus socios: era un conflicto que se vivía con empresarios, con periodistas, con políticos, con partidos, con colaboradores. Era una situación generalizada. No necesitaba yo ir a comentarlo con nadie cuando era un comentario generalizado en Puebla. 

 

¿Ésa fue la ruptura, el momento de quiebre? ¿Es cuando dejan de verse, de comer juntos?  

Sí. Ya nunca lo volví a ver. Eso fue en marzo del 21. Desde entonces no volví a tener contacto con él. Tuve una sola plática telefónica con él después del proceso electoral de junio. Él me llamó.  

 

¿En junio del 21?  

Del 21. Sí. Cuatro meses después de esto. Pero yo estaba en México y no pude atender su convocatoria. 

 

Y ya no volviste a hablar con él. 

No. Lo saludaba respetuosamente cuando lo encontraba en un evento público, pero no lo vi más. 

 

SANTIAGO NIETO, ¿EXTORSIONADOR? 

En la ampliación de tu denuncia se habla de un encuentro que tuviste con Santiago Nieto después de que te enteraste del tema de la denominada Operación Angelópolis. Ahí se refiere una comida que tuviste en el restaurante El Estoril con Santiago Nieto y su esposa Carla Humphrey. Estaba caliente el ambiente por el reportaje publicado por dos periodistas de la Ciudad de México.   

Tú los conoces, ¿verdad? 

 

A uno de ellos lo traté: a Víctor Hugo Arteaga. Fue justo cuando empezó a venir a Puebla. 

Ya después no regresó. 

 

Ya no. 

Ah, pues ahí está la respuesta. 

 

¿Pero te reuniste con Santiago Nieto? 

Sí, pero el propósito era otro.  

 

Ahí aparece descrita una reunión en la que él te pide un favor a cambio de otro. Te pide que ayudes a su esposa, que es consejera del INE, para que fuese presidenta del organismo. Hay quien define eso como una “extorsión política”. 

No quiero hacer violaciones al debido proceso. Ahí está mi denuncia, ahí están los hechos. Le corresponde al Ministerio Público Federal determinar si son suficientes para consignar la carpeta de investigación.  

Lo que yo no podía permitir es que fuera manchado el único patrimonio que tengo: el apellido que heredé de mis antepasados. Mi tatarabuelo fue dos veces diputado federal. Fue liberal, fue escribano de Benito Juárez y le correspondió defender y debatir la iniciativa de reforma para evitar la reelección en México, que después se volvió a permitir. Y tengo el patrimonio que me dejaron mis padres. No voy a permitir nunca que ninguno, nadie, lo manche o lo lesione. Porque es el único patrimonio que tengo. Sé que como personaje público, como parte de la vida pública, estoy expuesto. Pero no en aquello que rebase la verdad y que sea resultado de una colusión de autoridades con el propósito de desprestigiar. Eso no lo puedo permitir. Y no lo voy a permitir nunca, ¿eh? Le he estado dando seguimiento. Sigue viva la denuncia. Le corresponde a la Fiscalía Anticorrupción definir si hubo o no dolo, si hubo o no abuso de autoridad, si hubo o no un uso faccioso de las instituciones con el propósito de dañarme. Y esto sí lo platiqué, y pedí la nota a la Unidad de Inteligencia Financiera. Y pedí que fuera pública. Incluso el propio Santiago Nieto lo reconoció después. Pidió hablar conmigo. Y lo dijo en las cámaras de televisión.  

 

Nieto dijo que había sido por instrucciones del gobernador Barbosa y por presiones del senador Alejandro Armenta. 

Ya lo dijo.  

 

Y también dijo que todo se reducía a un “conflicto entre primos”.  

Él le quiso dar esa simpleza. Porque se me hace de lo más simple, de lo más irresponsable denominar así algo que había hecho en su calidad de funcionario de una de las unidades más importantes del combate a la delincuencia, que es la Unidad de Inteligencia Financiera.  

 

¿Nieto era tu amigo? 

No. Nunca ha sido mi amigo.  

 

¿Te llevabas bien con él? 

No, no. Para mí el concepto de amistad es un concepto muy importante. Yo soy amigo de mis amigos hasta el final.  

 

¿Trataste el tema de Santiago Nieto con el presidente? 

No quiero involucrar al presidente en esto.  

EBRARD, INDISPENSABLE  

¿Cuál es la enseñanza del tema Marcelo Ebrard? 

El primer aprendizaje: que las encuestas llegaron para quedarse. El segundo: que no basta que seas el más cercano, el más querido de quien toma las decisiones superiores —el presidente de la República— para que seas candidato. Tienes que ganarlo ahí, en el territorio. Entercarte en donde estés trabajando. El tercero: saber realmente que el resultado puede no favorecerte, y asumirlo. En el caso específico de Marcelo, yo espero que, como bien dicen los de Mochis, en las próximas horas se enfríe el caldo. Espero que se valore su justa dimensión con prudencia, sin excesos de confianza, sin soberbia. Marcelo trae entre el 25 y 26 por ciento. No es nada fácil. No es cualquier cosa. No hay que menospreciarlo. 

 

Y hay otro elemento: los diputados que apoyan a Marcelo Ebrard al interior de San Lázaro. ¿Qué va a pasar con ellos? ¿Cuántos son?  

Son alrededor de treinta. Yo empecé a hablar con ellos desde el miércoles pasado. La gente siempre ha creído que tenemos mayoría, y no es así. En Morena solo somos doscientos. Somos la primera minoría. Una vez me dijo el presidente López Obrador: “Es que lo haces tan fácil, Nacho, que parece que tienes mayoría”. Pues no tenemos mayoría. Implica mucha negociación mantener unida la coalición. Si se fueran nuestros compañeros —cercanos a Marcelo—, perdemos la mayoría absoluta en la Cámara. Con aliados somos 274. Si se fueran 24, las mayorías se mueven.  

Ya lo hablé con el presidente del partido, con la secretaria de Gobernación… Tenemos que cuidar eso que yo he mantenido y he logrado construir: las mayorías en todas las reformas. Pero viene el presupuesto. No es una decisión fácil. Eso de echar campanas al vuelo, y empezar con festejos anticipados, complica las cosas. Ve la prudencia del presidente. Él va a hacer hasta lo último por lograr que Marcelo continúe con nosotros. Yo espero que así sea.  

 

Aunque en las redes sociales hay una campaña negra en contra de Ebrard. 

Pues es un error.  

 

Y en esa campaña participan algunos personajes ligados a Morena. 

Pues eso es un grave error. Cualquier pérdida es lamentable por pequeña que esta sea. Esas actitudes de nada ayudan a un movimiento libre como el nuestro. 

 

En el caso Ebrard se ve otro fenómeno: el papel preponderante del número dos de las encuestas. El dos es clave para que el uno transite bien. 

Ése es el tema.  

 

Ese fenómeno se puede reproducir en las elecciones o en los procesos internos… 

Eso es lo que hay que evitar. Por eso tiene que ser un proceso pulcro, democrático. A mí nada me costaría andar presumiendo todas las encuestas que me ponen en primer lugar. ¿De qué me sirve si la elección definitiva es en el mes de junio? Yo no quiero ser candidato, yo quiero ser gobernador. Los que trabajen para buscar ser candidato, está bien. El asunto no es ser candidato sino gobernar. Y para gobernar tienes que ganar la elección del próximo año, y eso significa sumar a todos. Pero quienes no tienen experiencia política, quienes vienen de la práctica patrimonialista —caciquil—, o del arrebato y el oportunismo, terminan cometiendo ese tipo de excesos.  

Yo no voy a descalificar a Marcelo porque es una incongruencia. Hace menos de seis semanas era el gran canciller que había recuperado la dignidad de nuestro país y había logrado que transitara la relación con nuestros dos principales socios comerciales: Estados Unidos y Canadá. Y ahora que estemos denostando a Marcelo, se me hace una verdadera chiquillada.  

 

De traidor no lo bajan. 

Pues es un error. Que escuchen al presidente. 

 

¿Crees que el presidente pueda convencer a Ebrard? 

Yo espero que sí. Ya lo dijo el presidente: es su amigo y es un buen hombre. Para mí, yo lo digo, es mi carnal: trabajamos juntos muchos años construyendo el proyecto. 

 

En Sinaloa y en Durango, ¿no? 

Y todo el norte del país. Toda la circunscripción. Nos decían los tres mosqueteros. 

 

¿Quiénes eran?  

Jaime Bonilla, de Tijuana, que también está ahí en una situación difícil con nosotros; Marcelo y yo. Y después ya se sumó, en el 17, Tatiana Clouthier. 

 

CLAUDIA Y LAS PLENARIAS 

Con Claudia Sheinbaum, el presidente nos engañó todo el tiempo con la verdad. Todos sabíamos que era Claudia Sheinbaum, y el miércoles se confirmó. Es decir: el presidente no tiene dobleces en ese sentido.  

El presidente no miente. El presidente es un hombre íntegro. Te lo digo en serio. Y no es una oda la que le estoy haciendo. Si no fuera así yo no estaría en Morena. Yo seguí a López Obrador por su consistencia política, por su congruencia, por su perseverancia, y por los principios que defendía y defiende. 

¿Cómo te llevas con Claudia Sheinbaum? ¿Cuál es tu relación con ella? 

Es una muy buena relación. Tengo comunicación con ella desde 2018, cuando se va a la Jefatura de gobierno y yo a la coordinación de las y los diputados. La invité a todas las plenarias. Eso fue poco advertido. Algunos me decían: “¿Y por qué la invitas?”. Desde hace tres años la invité a que asistiera a las sesiones plenarias del grupo parlamentario. Por algo fue, ¿no? (Continúa mañana). 

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