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viernes, noviembre 22, 2024

La izquierda que no comunica, es rebasada por la derecha

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Las Nuevas Derechas Internacionales actúan corporativamente, hay una plena identidad entre sus postulados teóricos, políticas económicas y vías para materializar su comunicación. En general, los grandes medios televisivos y mediáticos del mundo responden a los grandes capitales económicos. La derecha tiene el monopolio comunicativo, que se ha amortiguado en algunos casos vía redes sociales.  

Partiendo de la premisa anterior, los grandes medios de comunicación son férreos defensores del status quo. Y a través de su comunicación “imparcial” envuelven narrativas siempre contra el progresismo. O como ellos denominan —a pesar de la caída del muro en 1989— en contra del “peligroso comunismo”.  

Hay una coordinación diáfana entre las derechas internacionales y las derechas en Latinoamérica. Hay un proyecto conjunto y su ejecución es consensada.  

Los grandes proyectos sociales sólo pueden materializarse articulándose con diversas fuerzas. 

Tomemos el ejemplo del reciente triunfo en las elecciones primarias de Javier Milei. Quien se autodefine como un prócer de la libertad a partir del libre mercado. De las libertades incluso, de la venta de los propios órganos.  

Javier Milei ha expresado públicamente su afecto y coincidencia con líderes de derecha como Donald Trump, Jair Bolsonaro, el partido español Vox, entre otros…  

A su vez, los citados derechistas festejaron el triunfo de Milei como si fuera un triunfo propio. Y lo es, reitero, la derecha trabaja en conjunto. 

Dicho lo anterior, las izquierdas en Latinoamérica y el mundo deben transitar de los posicionamientos mediáticos homologados a una ruta política y de fortalecimiento de cuadros en un sentido práctico. A diferencia de las derechas en el mundo, las izquierdas carecen de los elementos mediáticos y económicos para posicionar sus planteamientos y respuestas a las falsas noticias. 

La comunicación de la izquierda debe generarse dentro de la izquierda misma. En función de ello, deben prepararse no solamente cuadros políticos, sino, cuadros especializados en la comunicación política, en la creación de contenido ideológico y en la transmisión del mismo a través de los canales y las formas virtuales de nuestra época.  

La comunicación debe ser directa, del emisor al pueblo. Los intermediarios comunicacionales disfrazados de convenios de comunicación son herramientas controladas por la derecha; herramientas que nunca tendrán un pago suficiente y que solamente pueden ser alimentadas y dar respuesta en el sentido de la confabulación económica.  

El presidente López Obrador ha tenido a lo largo de su gobierno asuntos problemáticos como los que viven hoy Boric en Chile, Fernández en Argentina, y guerras mediáticas como las que sufrieron los gobiernos progresistas en el Perú y en Bolivia. También situaciones de riesgo como las que atraviesa hoy Colombia y su presidente Gustavo Petro. 

¿Por qué AMLO ha resistido intacto? 

Porque López Obrador tiene la batuta que pone el ritmo de la agenda comunicacional en México. El presidente marca la agenda, es dueño de ella. Y lo hace a través de su conferencia de prensa mañanera, desde ahí responde, refuta y marca la línea. De igual forma, actúa como pedagogo hacia su gran audiencia, que es el pueblo de México. Desde ahí imparte su doctrina política, efectiva y directa. 

Pensemos qué sería actualmente el gobierno de Gabriel Boric, presidente de Chile, si hubiera tomado la agenda a través de un ejercicio comunicacional semejante al del presidente López Obrador. Quizá no estaría hoy contra las cuerdas.  

El próximo 29, 30 de septiembre y 1 de octubre se llevará a cabo en la Ciudad de Puebla una nueva edición del Grupo de Puebla, el foro político más representativo de la izquierda latinoamericana. Será importante lo que ahí se discuta y se trace, para el camino compartido de las izquierdas. El rubro de la comunicación es imprescindible se trate.  

Comunicar efectivamente es tan importante como gobernar de buena forma.  

La percepción es realidad. Hagamos la realidad de las izquierdas, percibida a todo tipo de audiencia.   

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