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jueves, noviembre 21, 2024

La caída de Creel y Marko Cortés

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El lunes negro de Santiago Creel Miranda comenzó desde que Andrés Manuel López Obrador aprovechó La Mañanera para promocionar las aspiraciones de la senadora Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz, quien hasta el 11 de junio pasado no tenía pensado buscar la candidatura presidencial del Frente Amplio por México.  

La jugada del presidente de la República provocó una eclosión en el PAN, cuyo dirigente nacional, Marko Cortés Mendoza, en complicidad con el priista Alejandro Cárdenas Moreno, alias Alito, tenían como hoja de ruta imponer al entonces presidente de la Mesa Directiva de San Lázaro.  

La sacudida, sin embargo, no fue entendida por Cortés Mendoza, quien siguió montado en la idea de que la estructura oficial del PAN sería necesaria para lograr la competitividad de un insípido Creel Miranda.  

En su soberbia, olvidó que lo más importante en Acción Nacional no era la carrera presidencial sino la renovación del Comité Ejecutivo Nacional; pensó que los acuerdos con el PRI eran suficientes para que nada cambiara. En todo se equivocó. Los gobernadores del PAN, al ser relegados tras advertir que no habría espacio para ellos ni siquiera en las plurinominales, decidieron cobijar a Xóchitl Gálvez y descomponer, de una vez por todas, el escenario de la oposición.  

La irrupción de la senadora también dio a luz la especie de que Morena y, por lo tanto, el presidente López Obrador, no conseguiría la mayoría calificada en el Congreso de la Unión.  

El resultado de las firmas de respaldo para los aspirantes presidenciales del frente sacó a la luz la realidad: Mientras la hidalguense sumó la mayor cantidad de respaldos vía ciudadanos sin partido, Creel Miranda logró que siete de cada 10 rúbricas surgieran del aparato oficial. La división interna del PAN se convirtió en la nueva realidad.  

Por el contrario, el PRI aprovechó la fractura para que sus dos aspirantes Enrique de la Madrid y Beatriz Paredes Rangel fueran cobijados por la estructura nacional, a fin de darles la competitividad que necesitaban. Si bien ambos no lograron alcanzar los números de Xóchitl Gálvez en cuanto a apoyos ciudadanos, sus números tampoco fueron una debacle. La diferencia fue de unas 100 mil firmas y no la debacle que se espera debido a todo lo que representa el PRI. Así pues, el tricolor mandó un mensaje de unidad y fortaleza interna, lo que catapultó a sus aspirantes.  

Al salir Enrique de la Madrid de la contienda, todo se cerró a una contienda entre Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes por una sencilla razón: O Creel declinaba a favor de la primera o el PAN perdería la oportunidad de quedarse con la candidatura.  

El lunes negro de Santiago Creel comenzó con columnistas y columnas de trascendidos de la prensa nacional y la discusión se trasladó a la arena de los noticiarios radiofónicos y opiniones de colaboradores. En todos prevaleció el consenso de la necesaria salida de Santiago Creel a fin de impedir que el PRI y Beatriz Paredes Rangel se hagan del espacio más importante de la oposición. Vea usted los títulos de las colaboraciones: “Santiago debe bajarse para facilitarle el camino a Xóchitl frente a Beatriz”, Leo Zuckerman, en su columna Juegos de Poder que publica en Excélsior. “El PRI y el Frente”, Carlos Puig, en Duda Razonable de Milenio Diario. “A AMLO solo le preocupa Xóchitl”, Agustín Basave, Del cajón del Filoneísmo, en Milenio Diario. Bajo Reserva de El Universal, “PAN va por voto unificado para Xóchitl; ¿declinará Creel?”. Confidencial, El Financiero, “¿Habrá pleito entre PRI y PAN?”. Y Razones, del periódico La Razón, “¿A dónde irá Creel?”. Ciro Gómez Leyva en su noticiario matutino en Radio Fórmula, fue el primero en adelantar que Santiago Creel estaba a unas horas de bajarse de la contienda. Con Carlos Loret de Mola, en su espacio del mediodía en W Radio, la exconsejera del IFE Jacqueline Peschard también dibujó la posibilidad de que el diputado federal panista declinara por el bien del bloque opositor. “No es una negociación fácil”, sostuvo.  

En el mar de información, un dato pasó desapercibido. En la columna de trascendidos de Excélsior, Frentes Políticos, se delineó qué habría detrás de la fortaleza del PRI:  

“Teorías. Las tendencias indican una inclinación por una de las candidatas en la oposición rumbo a la elección presidencial de 2024. Se maneja que Xóchitl Gálvez sería una fuerte contendiente en contra de Morena. No obstante, a pesar de su popularidad, hay especulaciones sobre un acuerdo entre el PRI, de Alejandro Moreno, y la 4T. Algunos sugieren que, en lugar de Xóchitl, el PRI podría imponer a Beatriz Paredes para asegurar una victoria morenista en 2024. Juego sucio, pero no imposible. En las redes sociales las opiniones están divididas. Algunos ven a Xóchitl sin posibilidades, otros esperan que sea la candidata de la transición. Así las cosas”. 

Hasta aquí la cita.  

Esta cascada de opiniones y presiones orilló a Creel Miranda a enclaustrarse en su bunker. Las horas corrieron. Desde la dirigencia nacional del PAN se filtró la información de que por la tarde se consolidaría la caída, pero fue Alejandro Moreno el primero en asestar la primera estocada al revelar que este martes, en el tercer foro de discusión del proceso interno del frente, solo participarían Xóchitl Gálvez y Beatriz Paredes.  

Otro clavo al ataúd lo colocó la Organización Nacional del Yunque. A través de una misiva pública -signada, entre otros, por Francisco Ramírez Acuña-, los miembros de la cofradía le pidieron su “generosidad política” y le dejara el camino libre a la hidalguense. Traducción: Lo impulsaron y después lo dejaron morir solo. La traición hecha realidad.  

Tres horas después de la carta del Yunque, Santiago Creel enfundado en un outfit digno de un sepelio, anunció su respaldo a Gálvez Ruiz.  

La caída del diputado federal también representó la derrota de Marko Cortés, quien de un plumazo vio reducida su influencia en su propio partido. Desde afuera, sus adversarios le impusieron a la candidata del Frente —sea Xóchitl Gálvez o Beatriz Paredes— y le cortaron cualquier posibilidad de que uno de los suyos se quede en la dirigencia nacional. ¿Qué le queda? Intentar que el PRI no imponga a la exgobernadora de Tlaxcala y apoderarse de la candidatura de la jefatura del Gobierno de la Ciudad de México, en donde tiene como principal gallo a Santiago Taboada Martínez. Primero, el panista deberá sortear una difícil aduana: Que el escándalo del Cártel Inmobiliario crezca todavía más que los excluya definitivamente de la puja.

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