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jueves, noviembre 21, 2024

Íncubo

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No es un fantasma.

Es un es un íncubo, y aunque no tenga cuerpo, es oceánico.

Va y viene como un pez grande. Embiste como bestia salvaje. Deja un hilo en mi laberinto. Lo jala para atraerme hacia él.
¿Qué son los pecados sino virtudes que han sido tocadas por el diablo?
Salió de mis sueños enfundado en una gabardina beige.
No lo vi cuando no me vio.

Algo escondía detrás de esa mirada roja.
Es más real que un evangelio apócrifo, y miente con la destreza de un cura en funeral.

Esboza mapas  con las nubes.

Levanta  templos de humo y luego los derriba de un solo golpe.
Dosifica la violencia y besa después del empellón.

Se guarece en su rincón mientras versifica la sentencia.

Se ha mandado a hacer un paraíso a la medida.

Él no es de este mundo, pero tampoco es un sonámbulo aunque deambule con los brazos enhiestos.

Habla y piensa mientras duerme.

Corre hacia a mí como un río… y aveces choca en otras piedras.
Lo he nadado de pecho y mariposa.

Durante el día fluye caudaloso.
Es un nilo noble y vertical.

Un remanso de guerra.

Que desaparece al despertar.

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