El resultado que arrojó el proceso de recolección de firmas de los aspirantes presidenciales del Frente Amplio por México develó una dura realidad para el panismo local: la militancia está enojada, apática e inconforme con su dirigencia estatal. Los datos duros revelan que, en total, hubo 84 mil firmas de apoyo, de las cuales sólo 2 mil pertenecen a militantes registrados en el partido albiazul. Hay entre 20 y 34 mil que fueron recolectadas por el PRI; y el resto pertenecen a personas que tomaron la iniciativa de respaldar, sobre todo, el proyecto de Xóchitl Gálvez Rangel. Así como lo lee, ¡sólo 2 mil firmas del PAN! que tiene un padrón estatal de militantes que asciende a 21 mil. Una de las primeras lecturas por parte de los liderazgos panistas después de conocer de primera mano los resultados fue que el sectarismo con que se conducen los integrantes del Comité Directivo Estatal en Puebla y el menosprecio a todos aquellos que no se someten a sus designios provocó el hartazgo y apatía de la base. Pero, poco a poco ha ganado fuerza otra explicación: Que la militancia panista está consciente que la dirigencia estatal del PAN pretende entregarle todo a la Organización Nacional del Yunque en demérito de aquellos panistas que no sean parte de la secta y busquen un cargo de elección popular a pesar de ser competitivos. ¿Para qué apoyar a un abanderado que no representa la democracia interna panista? El enojo también se extiende a la dirigencia nacional del PAN que ha tenido obstáculos mayúsculos en todas las entidades para sus mesas de negociación, a fin de incluir a todos los grupos y abrirles espacios para la elección del próximo año. La palabra que predomina es “incapacidad”. En el caso de la recolección de firmas para sus aspirantes, el tricolor resultó mejor partido que Acción Nacional. Los datos ahí están. El tricolor podrá estar en pique en su competitividad externa, pero al interior del Frente mantiene los hilos para influir en las decisiones, aunque eso les cause urticaria a los yunques.
APUNTES NECESARIOS
A quienes buscan problemas donde no los hay, basta aclararles que Ana Laura Altamirano Pérez, secretaria de Desarrollo Rural estatal, está muy lejos de caer en las bajezas que le endilgan. Por el contrario, si algo puede presumir el estado de Puebla es contar con una mujer que es una mezcla de brillante funcionaria, gestora de recursos inigualable y creyente de los principios de la 4T. ¿Quién se habrá puesto nervioso para patrocinar los golpes?
