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viernes, noviembre 22, 2024

Los tambores poblanos de guerra

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Gabriel Zaid es nuestro último sabio.

De él son estas líneas luminosas:

“Históricamente, el Sistema Político Mexicano sirvió para acabar con la matazón y la rapiña de la Revolución, sustituida por la llamada finalmente Revolución Institucional: el reparto pacífico del queso”.

Todo empezó con un queso.

Su reparto pacífico trajo la Pax Romana.

Y luego la Pax Americana.

¿Y qué decir de la Pax Hispánica o la Pax Narca).

Puebla está necesitada de la Pax Poblana, sobre todo en un contexto de tambores de guerra.

Antes de cada elección hay indicios de una guerra santa tras la que abundarán los muertos y los heridos.

Vendrá después el reparto pacífico del queso.

Lo mismo que vemos en el ámbito presidencial (con aspirantes un poco hartos de ser aspirantes), lo veremos en el plano local.

Todo siempre tiene que ver con un queso.

(Hay quesos republicanos que se caen de morados).

El reparto del queso ajeno es la Pax.

 

 

Los Idus de Agosto. Ya todos nos perdonamos, dijo alguna vez Javier Sánchez Galicia a propósito del fin de una de las tantas guerras santas que hemos enfrentado los poblanos.

(Yo, hipócrita lector, soy más bien serrano. Casi huasteco. Bailo y toco otro son).

Los que ya no estaban, empiezan a reaparecer.

Los idus de marzo son idus de agosto.

(Los idus marcan la aparición de la luna llena. En uno de esos idus —el 15 de marzo del año 44 antes de Cristo— un Brutus —Marco Junio— conspiró en contra del dictador perpetuo).

Poco a poco, los restaurantes poblanos empiezan a llenarse de Lozoyas en busca de un jugoso pato laqueado —o pequinés.

Los primeros en asombrarse de su arribo son ellos mismos.

(No falta un capitán que los reciba con un “Cho gusto de volverlo a ver, licenciado. Qué milagrazo”).

El gobernador Sergio Salomón ha sido generoso en medio de la incertidumbre.

(Qué mayor certidumbre en épocas borrosas que un abrazo en el cuarto piso del edificio ejecutivo del CIS).

Los idus de agosto han traído otras lunas llenas.

Los que no estaban, empiezan a estar.

Poco a poco, el orden social empieza a ser restablecido.

Hay vino en la casa de la incertidumbre.

Los imbéciles han renunciado al Poder: yo me confieso imbécil.

Han traído putas a Eleusis.

Sientan cadáveres a su banquete por órdenes de la Usura.

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