El protocolo instrumentado en el proceso por la sucesión presidencial —ya lo hemos dicho— es el que se va a replicar en Puebla.
Y todo tiene sus tiempos.
Y el reloj de arena se moverá en función de la aprobación del Presupuesto en San Lázaro, cosa que ocurrirá en la primera quincena de noviembre.
En dicho protocolo, es claro que cuando menos dos aspirantes de los seis habrán de levantarle el brazo a Claudia Sheinbaum —si el efecto tequila de Xóchitl Gálvez no dice otra cosa.
¿Nombres?
Adán Augusto López y Manuel Velasco.
(Noroña también se muere de ganas por hacerlo, pero Noroña se muere de ganas por todo).
En el caso poblano se impone una pregunta:
¿Quiénes de los aspirantes a Casa Aguayo estarían dispuestos por levantarle la mano al ungido?
La duda mata.
Y mucho.
No se ve que los levantabrazos abunden.
(Sólo dos de ellos estarían más que dispuestos a hacerlo: Alejandro Armenta y Julio Huerta. Y viceversa. Sus mensajes tuiteros, por lo pronto, son sobradamente amistosos).
Hacen falta dos levantabrazos en este proceso.
¿De dónde los van a sacar?
Es una duda que mata por la espalda.
El malo y el bueno de las encuestas. Ya sabemos que el número 2 será clave en esta historia de destapes.
Las encuestas, de hecho, van dirigidas a convencerlo de que hay un 1.
Y más: que detrás del 1 siempre va el 2.
Aritmética para dummies.
El 2 a nivel nacional —hasta antes del efecto tequila de Xóchitl Gálvez— es Marcelo Ebrard.
A nivel local, ese 2 será básico en la trama.
Y es que si el 2 no acepta ser el 2 podría poner en riesgo todo.
(Incluida la unción del 1).
No todos los aspirantes pondrían en riesgo al eventual 1.
Sólo el 2 podría hacerlo.
Por eso es básico convencer al 2 que es 2 y no 1.
(1 sólo hay 1).
Si Ebrard —sin tomar en cuenta el efecto tequila— se inconforma, los levantabrazos de Sheinbaum servirán para muy poco.
Ebrard sólo va a querer la enchilada completa.
No aceptará migajas.
En el caso poblano, ponga el hipócrita lector este escenario con nombres y apellidos.
¿Quién de todos los aspirantes a la enchilada completa podría poner en riesgo el triunfo del 1 en la multicitada encuesta?
Matemáticas para dummies.
Política pura.
De esto sabía mucho Porfirio Muñoz Ledo quien haría honor a este epitafio de Malcom Lowry:
“Muñoz Ledo / difunto de la calle Ebria / su prosa fue florida / y a menudo airada / Vivió, noche a noche, y bebió, día a día / y murió tocando el ukelele”.
Descanse en paz el poeta maldito de la política mexicana.