Los pueblos de México tienen un gran bagaje de historias y de personajes que al paso del tiempo van dejando una profunda huella que a algunos los distingue de los demás; que se van posicionando como opciones de aprendizaje y, concatenando todos estos atributos, se llegan a convertir incluso en ejemplo a seguir.
Hablando de Puebla, me atrevería a citar dos de ellos en la Sierra Norte: Cuetzalan del Progreso y Pahuatlán fueron merecedores del reconocimiento de Pueblo Mágico, gracias a los conceptos que enumeraba yo y a un caminar que les ha costado mantener en esas mágicas condiciones.
Hoy hablaré de Pahuatlán, que sin duda alguna es uno de esos sitios paradisiacos, pero además ha marcado pasos muy importantes en el ámbito social con profundas raíces, desde que un grupo político obligó al Partido Revolucionario Institucional PRI —que en esos tiempos era el partidazo y todo lo decidía desde el centro— a realizar consultas para elegir a sus candidatos y desplegar un radical proceso en el ejercicio político, imbuyendo incluso a otros municipios que lograron su postura y otros se mantuvieron igual. Sin embargo, nada puede ser eterno.
El grupo aludido se desgastó, se dividió y, como consecuencia, llegaron a realizarse los procesos de selección de candidatos como en la mayoría de los municipios; es decir, con la compra de candidaturas y el despliegue de recursos hacia los electores. En suma, se coludieron y cayeron en lo que muchos pensaron no podría ocurrir.
Ahora que se avecinan los procesos electorales suelen surgir señalamientos. Unos verdaderos, otros inventados y aquellos que la vox populi tiene, pero que públicamente no se atreve a expresar.
Uno de ellos y tal vez el más importante, señala un gran saqueo de archivos municipales y sacros.
Para los interesados en el rescate podría uno sugerir que recurran al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), salvaguarda de los archivos y objetos antiquísimos y que le dan valor a un pueblo. Son su esencia, son su valía… en suma, son lo que verdaderamente hacen al pueblo lo que es.
Aseguran que hasta la fuente fue a parar a la casa de un expresidente, esto último circuló en redes sociales.
De esto mucha culpa tienen los moradores por haberlo permitido. Hay que recordar un hecho épico sucedido hace varios años, cuando también se intentaba mover a una fuente antiquísima que se encuentra en el zócalo de en Huauchinango en un intento similar, a lo que un grupo de personas valientes encabezadas por la finada Leticia Animas, Guillermo Garrido, Osvaldo Cortez y otros más lo impidieron a fuerza de muchos… ovarios.
Por cierto, en la visita dominguera a este municipio, el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, en su alocución final de las vivas con las que termina su discurso, se refirió precisamente a Leticia Animas.
Los que quieren al pueblo pahuateco han logrado rescatar aquellos archivos que estaban arrumbados en tinacos en el exhospital de este lugar y están en este momento en profesionales manos. Hay que esperar la noticia para no adelantar hechos.
Si a raíz de lo que está sucediendo en este bello lugar de la Sierra Norte de Puebla hubiera una investigación y hasta un cateo en algunas casas, habría varios hallazgos y correrían más de uno la suerte que actualmente el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, con el cateo a su propiedad y la velada amenaza de que puede ser castigado severamente. No lo dice este escribano, hay estos señalamientos por gente que vive y quiere a su pueblo.
Hay un hecho registrado en los anales de la historia de este lugar, de la que derivaron muchas cosas de lo que aquí se señala, fue según los pahuatecos una quema de urnas por inconformidades resultadas de las elecciones en el año 1992. Se aprovechó la turba de enajenados y enojados pobladores para llevarse lo que encontraron a su paso y encubiertos bajo el denso humo se fueron llevando lo que pudieron.