I
La vida está llena de comienzos y finales. Ciclos.
También de complicidades.
Nos definen las acciones y, sí, los amigos y enemigos que vamos coleccionando en el camino.
Mario Alberto Mejía me abrió las puertas en 2004 de Diario Cambio y posteriormente me fue llevando a sus demás proyectos: El Columnista, Sexenio-Puebla, 24Horas-Puebla y ahora Hipócrita Lector. En el camino se fue cimentando una amistad que evolucionó en una complicidad de esas que se disfrutan, pues está llena de cultura y muchas lecturas.
Gracias, Mario, por invitarme a ser parte de tu barco camaronero, cuyos tripulantes llevan afiladas, finas y cultas plumas. Anhelo estar a la altura.
II
Mi primera columna se llamó Inventario juvenil, luego tanto en El Columnista como en Sexenio-Puebla y 24Horas-Puebla: El Guardián del diván; donde, casi siempre reseñaba libros.
Han pasado años, lecturas, amigos, desencantos y cambios de residencia: me fui cuatro años a la CDMX y regresé a la levítica Puebla.
En este transitar me acerqué al simbolismo, a través del poeta Juan Eduardo Cirlot, y me alejé. No estaba listo para ahondar en ese mundo.
Hoy con nuevos bríos me he reencontrado con el poeta y con el simbolismo.
Juan Eduardo Cirlot escribió Diccionario de símbolos (publicado por Siruela), un libro en el cual uno puede perderse y maravillarse con los infinitos significados o interpretaciones que puede tener un símbolo.
La espada es uno de los símbolos que más me gusta, les comparto algunas acepciones:
“es un símbolo simultáneo de la herida y el poder de herir y por ello un signo de libertad y fuerza (…), por virtud del sentido cósmico del sacrificio, la espada es símbolo de exterminación física y de decisión psíquica. Por ello se comprende que, durante la Edad Media, se considerara símbolo preferente del espíritu o de la palabra de Dios (…). Bayley señala el interesante hecho de que, en inglés, espada es sword y palabra es word. No hay duda de que un componente sociológico entra en la constitución de este símbolo, por ser la espada instrumento reservado al caballero, defensor de las fuerzas de la luz contra las tinieblas (…). En la alquimia, la espada simboliza el fuego purificador.”
Hasta aquí lo referente a la espada, según Cirlot.
III
Siempre he pensado que la pluma guarda un parecido con la espada.
La pluma es el instrumento para pasar de la palabra hablada a la escrita.
Espada-lengua-pluma: con las tres puedes defender una nación entera o aniquilarla.
Los liberales del Siglo XIX mexicano son ejemplo cabal: combatían en el campo de batalla y en los periódicos de la época.
IV
Inmarcesible: lo que no se puede marchitar.
Palabra bella y corta. Poética.
La poesía -aun cuando sea cruda, cruenta o sirva para denunciar injusticias o enunciar ausencias- embellece todo.
La poesía es una flor en medio del pantano, un halo de esperanza en un mundo de tinieblas, un salvavidas después de naufragar en mar abierto.
V
¡Bienvenidos sean, pues a La Espada Inmarcesible!
Se hablará de libros, no como reseña, más bien desde la impresión de un lector.
Se hablará de autores y el por qué están en mi Biblioteca Personal.
Y sí, también de algunas búsquedas personales donde el simbolismo juegue un papel importante.
A veces, se hablará de refugios culturales y de políticas culturales.