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viernes, noviembre 22, 2024

El que quiera aprender, que aprenda

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Gran lección o grandes lecciones nos hizo saber el director técnico Arce, así como su grupo de jugadores el pasado sábado. 

Para empezar, se sobreponen a una decisión unilateral que toma la FMF —me quiero imaginar en protección y pedimento del Club Xolos de Tijuana—, al cancelar el juego programado para el viernes 28, antes del juego de Juárez, con el pretexto de que el aeropuerto de Puebla estaba cerrado por las cenizas salidas del Popocatépetl. Esto se da el miércoles y señores: si no se puede viajar directo a Puebla, tomas un vuelo a la Ciudad de México y te trasladas a Puebla por carretera, pero el reglamento se cumple y se le da importancia a la competencia. El partido se canceló para que Xolos supiera el marcador de Juárez, un día antes y así poder saber a la perfección cuál podría ser su futuro. Todo les salió bien: Juárez perdió y Xolos solo necesitaba ganar para no pagar multa y entrar al repechaje.  

El Puebla no reclamó, solo espero un día más para hacer su obra. Aquí vino la primera lección de humildad: seguros de lo que tenían que hacer, independiente al maquiavélico plan del oponente, con cenizas, con cambio de día y de horario, con una directiva oponente que —de algunos meses a la fecha, por sus patrocinios importantes—maneja liga y selecciones; por todo y, ante todo, el Puebla sabía que tenía que ganar y que otro resultado no servía. 

Después de ponerlos en contexto, llegó lo mejor. El Puebla, que no había tenido éxito poniendo línea de dos centrales, me sorprende cuando la producción del juego en la cadena ESPN me pasa las alineaciones: Puebla salía a la cancha con dos centrales, un contención recuperador y siete jugadores con características ofensivas, con mucho sacrificio a la hora de defender, pero con mentalidad ofensiva, empezando por sus dos laterales para acomplejar la línea de 4: Luis García y Ferrareis a perfil cambiado, por izquierda. Después un acompañante del contención, Mancuello, dos interiores ofensivos, Fernández y Waller y dos delanteros complementarios en esfuerzo y movimientos: Martínez y Robles. 

Al ver esto, pensé en un error de la producción y lo cotejé en alguna página. Para mi sorpresa esa era el cuarto que jugaría ante unos ventajosos Xolos. 

Los técnicos calculamos cómo saldrá el oponente mediante una y mil maneras, para ver por donde se puede hacer daño y por donde nos pueden hacer lo mismo. 

Falta u ingrediente: el Puebla sale convencido de lo que tiene que hacer, producto del convencimiento y unión del técnico hacia su grupo. Xolos sale sin brújula, en un 5-3-2 acartonado, largo, sin conexión alguna, rebasados durante 90’, sin idea de recomponer al ver cómo se movía el rival y sin saber cómo explotar sus deficiencias.  

El técnico rival, explica que sus jugadores salieron sin la actitud del Puebla, pero mi pregunta es: El señor Herrera, con toda su trayectoria y experiencia, ¿salió a la cancha con la actitud del técnico rival? Qué fácil resulta tirar culpas cuando el primer culpable eres tú. Que fácil es decir que tiene que haber muchos cambios, cuando el principal cambio tienes que ser tú, porque los equipos se impregnan del espíritu positivo del líder, que es el técnico, y este Xolos salió sin ese espíritu y sin la visión de aprovecharse del parado del rival.  

Solo en el gol del empate a uno, se vio la problemática de la línea de 4 del Puebla, al mandar un servicio pasado a la zona de Ferraris, que, sin el oficio de lateral, fue superado por el atacante y vino la accidentada acción de Mancuello al anotar en su meta. Solo una vez explotaron el que el rival jugará con laterales que no son laterales. 

El Puebla, su técnico y los jugadores, nos enseñaron que cuando el objetivo está fijo, los caminos para conseguirlos pueden ser riesgosos, pero la humildad para hacerlo disminuye ese riesgo. 

Al final de 17 fechas, con récord de 6-2-9 y 20 puntos, con un técnico que recibe su primera oportunidad, con un equipo mal formado en cuanto a posiciones (nunca se tuvo un lateral izquierdo fijo), los números no me dicen nada. Para mi análisis es que el Puebla fue un equipo que semana a semana se reinventaba independiente al resultado, que casi de la nada, formaron una base a mediano plazo (al largo no, porque su modelo es vender cuando te compren y eso va a llegar) y lo más importante, que la afición conocedora Poblana le da, mediante su voto de aprobación, el reconocimiento por su labor. Esto último vale más que 20 puntos. Gran lección para mí en este último juego y gran logro del técnico y su grupo de jugadores. Mi deseo es que tengan más sábados como el pasado. 

Tienen que ir a jugar contra Tigres. Recordando el partido que acaban de tener contra ese oponente y que llegará con tres partidos en escasos 10 días, mi moneda se la pongo al Puebla: el ser arrojado y conquistador, tiene su premio y el Puebla al final lo fue. 

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