El sabio dicho popular reza que “cantado vale doble”. Hace unos días, en este espacio le informamos que el gobierno del estado tenía la oportunidad de recuperar 75 por ciento del monto del crédito fiscal que el Sistema de Administración Tributaria impuso a la entidad poblana, luego de que la gestión de Rafael Moreno Valle Rosas decidió evadir el pago del Impuesto sobre la Renta y judicializar la sanción. Aquí mismo le dijimos también que a pesar de que la Ley del ISR y otras legislaciones permitían una recuperación de los recursos, eso dependía principalmente de la capacidad de cabildeo y buenas relaciones entre el estado y la Federación, además de que el único que podía lograrlo era sencillamente el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, gracias a la extraordinaria relación que el mandatario tiene con el presidente Andrés Manuel López Obrador —“Todo mundo me habla muy bien de ti”, le soltó el inquilino de Palacio Nacional hace unos días que se encontraron— y los diferentes titulares de dependencias federales. La semana pasada, Sergio Salomón encabezó una maratónica jornada de encuentros y diálogos en la Ciudad de México en la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el SAT, la Comisión Federal de Electricidad, Banobras, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, así como la Embajada de México en Estados Unidos. Ayer, el oriundo de Tepeaca trajo las buenas nuevas: Hay un acuerdo previo para que Puebla recupere todo lo posible —si es todo, mucho mejor— del crédito fiscal que abrió un boquete a las finanzas estatales. Esto no podría lograrse sin capacidad de diálogo, conciliación, negociación y estar perfectamente alineado a las directrices de Palacio Nacional y la Cuarta Transformación. Va camino a volarse la barda con la casa llena y con un out para que termine el juego.
LA MENTIRA SIEMPRE SALE A FLOTE
El pasado 14 de febrero, Alberto Jiménez Merino anunció su renuncia a 40 años de militancia en el PRI en medio de una plañidera porque sus ideales ya no cabían, porque no le hacían caso y no podía estar en un lugar donde no lo querían. La realidad era otra. Ese mismo día, en Hipócrita Lector le revelamos la verdad detrás de la jugada del excandidato del tricolor a la gubernatura en 2019. Vea usted: “Se va por un hueso que le ofrecieron en el desaparecido partido Redes Sociales Progresistas (RSP), ahora convertido en movimiento afín a la 4T, y por la promesa de que irá en lista plurinominal de Morena a diputado federal en 2024… Ahora será el coordinador del Movimiento Nacional Progresista en Puebla, antes RSP. Esta apuesta lleva, como todos los pasos del político, mucho interés de por medio. ¿Por qué Merino cree que este movimiento le permitirá acceder a una diputación federal? Si bien RSP no tiene registro como partido político, el movimiento pretende aliarse con Morena, partido al que han prometido apoyo en todo el país que —por cierto— es inexistente, a consecuencia de la desbanda de militantes, pérdida de fuerza y perder el financiamiento público”. Pues bien, ayer Jiménez Merino difundió en sus redes sociales la información anteriormente le había ofrecido. “Agradezco a Fernando González S (el yerno incómodo de Elba Esther Gordillo Morales), la Invitación para encabezar el Movimiento Nacional Progresista en #Puebla
#MNPPuebla Marcos Zambrano”, posteó en Facebook. Solo era cuestión de tiempo. Su salida del PRI no era una cuestión de principios sino de la búsqueda de un vil hueso y en consonancia del peor chapulinismo político.
