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domingo, noviembre 24, 2024

Hay un anciano dormido en el baño

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Zeus Munive

Esta historia comienza un día cualquiera: en la televisión aparece un viejito furibundo que ha llamado a ponerse el bozal a un reportero que pregunta algo que no entiende el venerable canoso. Tiempo atrás, han reportado que es dueño de muchas, muchísimas pertenencias, “tiene más propiedades que el pulque”, dice un tlachicotero, mientras se empina su catrina que lleva en la mano.

“Es intocable”, piensan unos.

“Es el verdadero don cucaracho”, opinan otros.

– ¿Por qué le dicen cucaracho? -pregunta el respetable.

-Porque ha sobrevivido a todas las eras. Estuvo en el PRI desde Luis Echeverría, fue secretario de Gobernación con Miguel de la Madrid, encargado de un fraude patriótico en Chihuahua y una caída del sistema en 1988. Secretario de Educación Pública e impulsor de Elba Esther Gordillo junto con su jefe Carlos Salinas; gobernador del estado que reprimió campesinos y alcaldes opositores. Precandidato a la presidencia de la República, senador y ahora titular de la CFE y principal protegido del presidente emanado de Morena. Pareciera una especie de vicepresidente.

Cuando fue gobernador de Puebla tenía a casi toda la prensa comprada. Su director de Comunicación Social, Raúl Torres Salmerón (un exmilitante de la organización MURO) no tenía buenas formas para tratar a los directores de los medios: los regañaba, los manoteaba, pero al mismo tiempo los consentía con jugosos bonos económicos.

Así que la prensa, hasta la que se decía de izquierda, cobraba con la mano derecha. Se unieron a atacar al PAN, a los organismos empresariales, a los alcaldes panistas y crearon una polarización estatal: liberales vs. conservadores. A finales del siglo XX, aún estaba esa tendencia que ahora se traduce entre fifis contra el pueblo bueno. Conservadores contra chairos. Chairos contra gánsters ad infinitum.

Manuel Bartlett creó una cosa llamada bartlismo que poco a poco se fue desbaratando, primero porque Mario Marín se la sacudió y creó algo más putrefacto llamado marinismo. Segundo, porque personajes como Blanca Alcalá se hicieron a un lado, al igual que Jorge Estefan Chidiac.

Sólo Enrique Doger y su socio Ignacio Mier se quedaron ahí. Hay otros personajes que aún son muy leales a Manuel Bartlett, pero no es el tema de esta ocasión (hay gente decente en ese grupo).

¿A qué viene todo esto?, pues resulta que en la 4T sí vemos al exgobernador poblano manipulando la política económica, energética y retomando esa polarización social -que ya vivimos en Puebla hace casi 30 años- pero ahora en el país.

Han sido al menos tres periodistas que lo han citado últimamente en sus libros: Anabel Hernández en Emma y las otras señoras del Narco; Bartlett, el impune de Martín Moreno-Durán y finalmente en La CIA, Camarena y Caro Quintero de J. Jesús Esquivel.

En esos tres textos encontramos temas abiertos ante la justicia: “Enrique Kiki Camarena”, “José Antonio Zorrilla y la extinción de la DFS” y, finalmente “la muerte del periodista Manuel Buendía”. Este último, por cierto, llevado en un extraordinario documental de Netflix. También en Amazon Prime está el documental The Last Narc, que lo mencionan.

Y Bartlett como si nada, hasta los del pueblo bueno lo aceptan, defienden y festejan.

¿Se preguntan qué más hay con respecto a Bartlett y Puebla?

“¿Por qué Ignacio Mier Velasco es impune e inmune?

No es por Mario Delgado, quien es un gran bailarín y actúa más como un pelele. Nacho Mier impuso no solo a su hijo como alcalde de Tecamachalco, a su hija de diputada local y a su sobrino como diputado federal suplente. Se presume como precandidato a la gubernatura en el 2024.

Y todo, gracias a don Manuel.

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