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viernes, noviembre 22, 2024

La santa inquisición panista

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En su papel de fray Domingo de Betanzos, el encargado de instaurar la inquisición en la Nueva España, Augusta Valentina Díaz de Rivera Hernández comenzó la persecución del militante más destacado que ha tenido ese insípido partido desde que la 4T arribó al poder. A la vieja usanza de la Inquisición, la dirigente estatal envió una misiva con carácter de obligatoriedad para que el excoordinador de la bancada del PAN en el Congreso del estado, Eduardo Alcántara Montiel, acuda ante la Comisión Permanente del PAN para que explique “la situación política dada en el Congreso del Estado de Puebla, respecto de las votaciones y mecanismos de decisión y consenso del Grupo Parlamentario del PAN, debido a la trascendencia de las mismas”. ¿Qué significa esa instrucción redactada en el mejor estilo de la castilla analfabeta? Que Augusta quiere sentar en el banquillo de los acusados a Lalo Alcántara para que dé una explicación del por qué los diputados panistas, excepto uno de ellos, votó a favor de la unción de Sergio Salomón Céspedes Peregrina como gobernador sustituto el pasado 15 de diciembre de 2022. La maniobra, además de ser una torpeza mayúscula, resulta ilegal ya que la Comisión Permanente carece de las facultades para llamar a cuentas al excoordinador de los diputados locales. En todo caso, un militante o la Comisión Permanente puede recurrir a instancias del partido ante las sospechas de violación a los estatutos y reglamentos de esa instituto por parte de Alcántara Montiel. Pero eso no es todo. ¿En verdad Augusta Valentina está dispuesta a abrir un frente que tiene como evidente objetivo poner en duda la legitimidad de la elección del gobernador Céspedes Peregrina? De ser así, dejará de ser un caso interno del PAN para convertirse en una andanada contra el inquilino de Casa Aguayo. Lo peor de esta situación es que detrás existen sospechas que Augusta Valentina no va sola. Un dato: los encargados de promover la queja son Marco Ramírez, mejor conocido como La Cosa, y el tehuacananse Felipe Mojarro. Ambos tienen vínculos con el Ayuntamiento de Puebla. ¿Eso significa que el mandamás de la Comuna está de acuerdo en irse a una batalla directa contra Eduardo Alcántara y el gobernador? Un dato adicional: El panismo tiene claro que solo existen dos militantes que tienen una interlocución directa con el mandatario estatal: Eduardo Rivera Pérez y Eduardo Alcántara Montiel. No hay más. El primero atiende temas relacionadas con el municipio y el trabajo coordinado, mientras que el segundo es la pieza fundamental para llevar a buen plazo la comunicación con el gobierno del estado. Augusta Valentina y sus patrocinadores tienen en sus manos la posibilidad de sumar a Alcántara Montiel como un aliado confiable o entrar en una guerra sin sentido que solo dejará a un partido dividido y alto riesgo de ruptura. ¿O será que los duros del Ayuntamiento de Puebla están saltándose a su jefe y pretenden una andanada contra el diputado local por tener la valentía de llamarlos a cuentas y señalar sus errores? La moneda está en el aire.

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