Estaba el señor Coca en Monterrey, con su cuerpo técnico, discutiendo los cómo y porqués del juego que ofrecía su equipo Tigres. Sus números no eran malos, tres ganados y dos empatados, pero no se veía cambio en sus formas, ni aprovechamiento de todo el arsenal de su plantilla; claro y como sucede en esa región próspera del país, todo esto comparándolo con lo que estaba haciendo su principal rival, el Monterrey, ya que en la liga que compite, nunca tendrá problemas para clasificar, pero el verdadero interés es superar al Monterrey.
Mientras esto se daba, en las oficinas de la FMF, después de más de tres meses de la eliminación en Catar y el fracaso en el proceso mundialista, se discutía quién tendría que tomar las riendas para el próximo proceso, que sin eliminatorias de por medio, ya que se es país anfitrión del certamen, pero con un costal de conveniencias, grafos, arreglos de todo tipo qué cumplir y para nombrar al sucesor, todo tendría que quedar amarrado. Del tema deportivo, las formas y aptitudes de los jugadores a nombrar, de la superación del futbol local e internacional, quizá poco se habló o quizá ni en la agenda estaba.
De los nombres que estaban en la mesa para el cargo, Almada, Ambriz, Bielsa, Lozano, todos con gran trayectoria, por lo visto no cumplían con la principal enmienda, que era cerrar círculos de interés o de estupidez.
Cuando el señor Coca, elegido para el cargo fue llamado, no creo que existiera ser humano en el mundo más sorprendido que él. Seguro no se preguntó el porqué de su designación, simplemente tomó los papeles de Tigres, puestos en la mesa de trabajo, los tiró al bote de basura y le dijo a su cuerpo técnico que hicieran maletas porque acaban de ser nombrado técnico nacional: la misma solución en los últimos 17 años y, por qué no, los mismos resultados en los mismos años.
En su primera conferencia de prensa, saltó toda esta verdad al responder cuál era el proyecto que había entregado, a sabiendas que los demás candidatos, previa entrevista, le habían hecho saber a la FMF su proyecto de selección. Él simplemente contestó que todo había sido muy rápido y que no tenía proyecto elaborado, pero con la calidad de los jugadores, todo saldría a pedir de boca. Después de tal declaración, rayando en la improvisación que se vive, patética, sin tocar temas de raíz y que le pudieran dar más sostén a su nominación, tales como sistema de competencia, partidos importantes internacionales, reducción de extranjeros en la liga, aceptación total de los dueños, libertad para nominar a sus jugadores, nómina o le nominan a 36 jugadores, muchos con etiqueta convenientemente comerciales y le hace frente a dos juegos, contra Surinam y Jamaica, que daría el lugar para el torneo, en Las Vegas, para el Final Four.
En los resultados y lo más importante, en las formas, con un grupo extenso, lo mejor de México en cuanto sus exponentes, quizá faltando dos o tres jugadores y sobrando 10 o 12, los parados, traducido en los sistemas de juego, nunca de esa forma darán pie a que las características positivas, las aptitudes de los jugadores, afloren.
Por necesidad, el portero tiene que tener características de saber jugar él área en cuanto a sus salidas áreas, Ochoa no es su fuerte. El autogol de ayer y muchos goles más, te lo dicen. No te pueden rematar en el área chica, ni un rival y menos un compañero. En México los laterales están muy acostumbrados a pasar la media cancha, olvidándose los principios de un lateral que son defender y luego, como un plus, apoyar en ataques, tienen que saber cerrar en horizontal con el defensa central, chequen la posición de Gallardo en el primer gol de Jamaica, un golazo, pero él tenía que estar más al centro, más compacto con su línea de centrales y la posición que guardó era más de un medio jugando por fuera que la de un lateral. Producir laterales que sepan defender en línea de cuatro, será muy difícil y tomando esta referencia que es real, el equipo tendría que jugar con tres centrales, dos en marca constante y uno tapando los errores de los otros dos más, cerrando los espacios que dejan los laterales cuando salen. En la media cancha tendrían que estar un contención fijo, siempre atrás de la línea de la pelota, y otros dos de fuelle constante, que ayuden en labores defensivas y que toquen el área rival. Arriba las combinaciones pueden variar: dos puntas con diferentes características en cuanto su movilidad o una punta y uno suelto, buscando el espacio para recibir y atacar de frente. Así Argentina le sacó jugó a las características de sus jugadores y fue campeona del mundo.
No hay inventos. Todo ya está hecho y comprobado. Los sistemas rígidos, 4-3-3 son obsoletos, limitan los espacios del jugador y este juego se trata de cerrar y crear nuevos espacios, desocupar espacios, mismos que serán ocupados por otros, le quitas la rigidez del cartón y lo transformas en papel de China, con mucha más maniobrabilidad.
Mientras esto no sucede, el equipo seguirá compitiendo en nuestra área, y esto sin la seguridad de años pasados. De competir a nivel mundial, es una utopía.