Entre muchos de los retos en las agendas públicas de los gobiernos estatales y municipales, sin duda alguna, deben estar tanto la movilidad social, como el transporte público. Más allá del impulso y la promoción turística en las ciudades consideradas como patrimonios históricos, actividades estratégicas, sin embargo, las dos demandas sociales antes descritas deben ser atendidas, no hacerlo dañaran la vida urbana de las grandes capitales, como la nuestra.
Nuestra ciudad se ha vuelto muy compleja y rebasada en sus necesidades, por diferentes factores que se combinan y los servicios públicos que crecen y se vuelven críticos. Aunado a eso, la mancha poblacional se extiende en todas las direcciones, lo que hace necesario tener una ciudad más amigable y humana para reconstruir el tejido social.
La capital poblana tiene 1,692,181 habitantes, es el principal ayuntamiento de los 217 que hay en el estado, cuenta con 17 juntas auxiliares, más de mil colonias y barrios, en donde todos requieren de atención.
Por lo tanto, la administración municipal tiene que fortalecer sus políticas públicas para crear e impulsar mayores espacios de movilidad social y más ciclovías, como alternativas para disminuir el creciente parque vehicular y prevenir la gran cantidad de accidentes viles que se producen a diaria en las calles.
La decisión de este ayuntamiento de quitar bolardos es un error, estos sirven como zonas de protección para los peatones y las personas de la tercera edad, necesarios en los centros históricos. La recuperación de banquetas ocupadas por el comercio informal es necesaria para generan más espacios, esto contribuye a mejorar las actividades comerciales y laborales.
Tomando en cuenta que, en la ciudad, la población ocupada es de 753, 500 personas de ambos géneros, que trabajan en diversos sectores del comercio y los servicios.
Impulsar la movilidad social fortalece la vida urbana y revitaliza la ciudad, además socializa la convivencia humana e intercambia formas de comunicación entre diferentes grupos ciudadanos, necesarios para una ciudad tolerante y con una cultura de la paz.
Si la administración municipal no se preocupa de estas necesidades sociales, la ciudad será desbordada por el crecimiento desordenado de automóviles, que en conjunto con el transporte público atrasado, malo y contaminante, darán al traste con cualquier intento de mejorar la movilidad social.
Tan solo en la capital poblana existen 663, 958 vehículos con motor registrados y en circulación.
El actual transporte público es inseguro y peligroso para sus usuarios, en pleno 2023, contamos con un servicio mal planificado, con rutas autorizadas que son un caos vehicular por todos lados y con concesionarios que se niegan a modernizar este servicio tan necesario.
Según el Comité Estatal de Información y Geografía del estado de Puebla, hasta hace unos tres años, registraba 270 rutas con 24 mil 800 unidades (autobuses, microbuses y combis), en donde 3 de cada 4 habitantes de la ciudad se trasladan a diario en el servicio público de transporte; 238 mil personas se transportan diariamente al centro de la ciudad.
El 43 por ciento son combis; 33 % microbuses y 24 % autobuses, predominando los vehículos de baja capacidad, en donde ninguna autoridad conoce el estado en que se encuentra todo este transporte público y de estos solo el 1.1 % tienen cámaras.
De una población ocupada de 753 mil 500, que todos los días requiere usar este servicio, que se encuentra en mal estado y con conductores que les importa poco los usuarios.
Más aún si tomamos en cuenta el crecimiento de la pobreza en la ciudad, en donde están considerados 680 mil 945 habitantes y de ellos con pobreza moderada son 591 mil 869. Ante esta situación económica, la mayoría usa el transporte público para sus diferentes actividades.
El servicio de Ruta vino a cubrir ciertas necesidades de transportación, pero pronto ha sido rebasado y sus unidades empiezan a mostrar desgaste.
Conclusión: Si las autoridades no buscan nuevas alternativas para modernizar el transporte público, así como una planificación de rutas que corren por toda la ciudad, no habrá impulso a la movilidad social. Los accidentes seguirán creciendo como los más recientes en donde han dejado a más de 50 usuarios lastimados y sin ninguna garantía para su atención.
La ciudad no solo es de sus dulces típicos y el estado no solo lo componen sus pueblos mágicos, lo habitan ciudadanos y requieren que estas demandas encuentren soluciones.
Un paso atrás dos adelante: En fechas recientes, la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) llevo a cabo uno más de sus procesos electorales para elegir a su máximo órgano de gobierno, fueron electos 175 consejeros universitarios de un total de 218, en unas elecciones transparentes, en paz y bajo sus propias normas democráticas.
Este consejo universitario encabezado por la rectora Lidia Cedillo, conducirá la vida institucional de los universitarios por dos años, en donde serán muchos los trabajos y los retos que llevarán a cabo en la máxima casa de estudios en beneficio de su comunidad y la educación.