22.3 C
Puebla
jueves, noviembre 21, 2024

Adiós a René Lechuga Fosado

Más leídas

René Lechuga Fosado nación en La Unión Zihuateutla hace 70 años, un día tres de marzo, justamente el día de su muerte tan sorpresiva para todos. Fue hijo de Noé Lechuga y Dulcina Fosado. Era uno de los siete hermanos que procreó la pareja: Elsa, Amanda, Dulce, Alfonso, Hugo, René y Enriqueta.

A su velatorio, en la calle Zaragoza número 121 de Xicotepec, llegó Víctor Giorgana, quien comentó “venimos a acompañar a la familia de mi hermano”. Poco después, se presentó el exgobernador Melquiades Morales y su esposa María del Socorro Alfaro. Y es que René fue Subsecretario de Gobernación durante el sexenio Melquiades Morales (1999-2005) y también se desempeñó como titular en la Procuraduría del Ciudadano. Además, fue delegado del Registro Agrario Nacional (RAN) en Puebla y, posteriormente en Oaxaca.  

René también fue diputado local por el PRI en el distrito de Xicotepec y secretario de Organización del Comité Directivo Estatal del PRI. Junto con otros exdiputados y presidentes municipales creo el “Grupo 24 de Mayo”, que impulsó la campaña de Melquiades Morales a la gubernatura. 

Al velatorio llegaron también Emigdio Fosado, Ardelio Vargas, Lupita Vargas, presidenta municipal, Leocadio Cabrera, presidente de la Cruz Roja, Jaime Valderrábano, Carlos Gómez, Notario de Xicotepec, Enrique Esquitín, Paco Esquitín y muchos otros amigos y familiares. 

Mientras el mariachi canta observo el ataúd de madera y una fotografía ampliada de René. En la pared están algunas fotografías de René con sus compañeros de la LV legislatura y otra donde aparece Melquiades Morales y Manuel Bartlett. Alfonso nos lleva a saludar a su hermana Queta. “Te presento a los parientes de Chicontla, hijos del tío Carlos Andrade- le dice. Enriqueta nos saluda, luego toma a su hermano del brazo y le pide: 

-¡Alfonso, acompaña al mariachi, canta esa canción! 

Pero Alfonso se niega argumentando que si lo hace se va a poner a llorar. Entonces recuerdo las coplas de un huapango que él compuso, muy conocido en la zona, llamado El Xiqueño. Caminando, caminando… recordando yo a ese pueblo, donde mi vida pasé, de ese cerro tan bonito que cuida a Xicotepec. 

Fuera de ese cuarto, en una de las paredes de la casa, hay varias fotografías, en blanco y negro, de Francisco Villa, de Emiliano Zapata, y una de la autopsia de Venustiano Carranza en Xicotepec. Además, se ven, colgados, dos sombreros de charro, otros seis sombreros, chaparreras, frenos para caballos y otros aditamentos necesarios para ejercer la charrería. 

Cae la noche. El doctor Enrique Esquitín, mientras estamos cenando unos molotes me cuenta que conoció a René desde la niñez, pues cuando visitaba al tío Noe Lechuga en su rancho cerca de La Unión, Zihuateutla, tenía contacto con él y sus hermanos, “éramos niños, para dormir yo me quedaba en una cama con Alfonso y René con Hugo en otra”. Como los muchachos le ayudaban a don Noe Lechuga en las labores del rancho, el sábado les daba una cantidad de dinero para sus gastos. “Yo me hacía a un lado -dice Enrique- pero el tío me daba dinero, igual que a ellos.” Cuando Enrique salió a estudiar a una Academia Militarizada en Puebla, don Noé se entera y manda a estudiar a René a la misma institución. “Yo estaba en segundo de prepa y René llega a primero”, ahí sufrieron las novatadas de la época, pero como cadete antiguo, pudo proteger a René de algunas que “eran denigrantes”.  

  • ¿Señora, tiene cebolla? -pregunta Enrique. 
  • Si, señor, ya le puse. 
  • ¡Póngale más, es que ando de novio!  
  • ¡Póngale un kilo! -dice Leoncio González que nos está acompañando y suelta una de sus carcajadas que heredó de su difunto padre. 

    “Siempre hubo un buen aprecio con René” -continúa el doctor poniéndole chiltepín con cacahuate a sus molotes. Luego refiere que René se fue a estudiar a la facultad de Derecho de la UNAM mientras él estudiaba Medicina. 

Al otro día, el sábado, volví a Xicotepec. Ahí saludé a mi primo Everardo Cruz Rivera y a sus compañeros de generación de la escuela secundaria, entre otros a Martín Vite, Andrés Lechuga, Daniel Cano, Heliodoro Rivera, Flor de María Gómez, que se congregaron para darle el último adiós a René, pues eran de la misma camada y dicen que era muy tranquilo. Y después, junto con Isidoro y Edmundo, se fueron a estudiar al Colegio Militar. Más tarde, Andrés y René estudiarían en la Facultad de Derecho de la UNAM. 

También llegaron Armando y César Andrade, mi hermano Víctor Hugo, Hermilo Garrido, con su hijo Margarito, Primitivo León, Antonino Lechuga y René Cabrera, sus paisanos.  

    –Era buen jinete y un gran coleador – platica Hermilo Garrido, oriundo de Chicontla, su fiel acompañante en el arte de la charrería. Una ocasión yo eché dos buenos piales y ganamos el segundo lugar en el concurso estatal de Charrería en Puebla. René estaba tan contento que dijo que me iba a regalar una silla de montar.  

Camino y saludo a varios conocidos. Doy abrazos, rememoro momentos, congrego algunos recuerdos. Mucha gente acompaña, de varios escucho buenos comentarios sobre el fallecido. Era un gran amigo, buen político, generoso -expresa Carlos González de la Calleja.  

     Si no hubiera sido un político respetado y querido, no hubiera tantas muestras de cariño para él –comenta Araceli Olvera, integrante del Comité de Pueblos Mágicos de Xicotepec.  

De su matrimonio con Adelita Vázquez le sobreviven sus hijos René Junior, Adelita y Noé. En sus últimos años, René vivió al lado de Liliana Escamilla, a quien vi desconsolada en sus funerales celebrados en la casa de la calle de Hidalgo. 

Un aplauso prolongado y emotivo resuena en el ambiente mientras empieza a salir de la casa el cuerpo de René y un doloroso nudo se me atraviesa en el estómago. Los ojos de Hugo parecen dos canicas azules en un plato con agua.  

René tuvo una vida cíclica. Nacimiento y muerte ocurren un día tres de marzo. Nació en La Unión y ahí lo van a sepultar, al lado de sus padres. Su última voluntad fue que lo velaran en Villa Juárez y lo sepultaran allá. Tres camionetas de arreglos florales y coronas encabezan la comitiva. Varias docenas de carros empiezan el peregrinaje para salir de Xicotepec y llegar a La Unión, poblado por donde, hace 103 años, pasó don Venustiano Carranza en busca de su destino.

Más artículos

Últimas noticias