La movilización en supuesta defensa del Instituto Nacional Electoral en Puebla representó un auténtico fracaso y sacó a la luz las profundas divisiones que existen en su interior como consecuencia del sectarismo del operador en Puebla de Unidos —el nuevo membrete que utiliza Sí por México— Moroni Abraham Pineda Robles. En esta segunda marcha, el empleado del empresario Claudio X. González decidió marginar a todas aquellas organizaciones de ultraderecha católicas y vinculadas con partidos políticos, sobre todo el PAN, debido a que existe un proyecto mayor detrás de este tipo de movilizaciones: Que X. González capitalice a las diferentes organizaciones sin vínculos partidistas para que conforme su nuevo partido político después de 2024. Por eso la instrucción fue evidente y también sirvió para desvincularse de aquellos con los que simplemente no la llevan o les hacen cara de fuchi. En Puebla, por ejemplo, se marginó toda la participación de Pro-Vida y del Frente Nacional Anti-AMLO, mejor conocido como (Frenaa). La inconformidad radica en que Moroni Pineda habría puesto por encima del movimiento ciudadano sus convicciones religiosas —es militante mormonista— para hacer a un lado a los sectores católicos que participan en la lucha ciudadana contra la 4T. En el caso de Frenaa, esa agrupación tiene vínculos y apoya a Paola Migoya Velázquez, con quien Moroni Pineda protagonizó un bochornoso incidente en la primera marcha en defensa del INE. Frente a todos los representantes de los medios de comunicación y en el templete principal, Pineda Robles le arrebató el micrófono a Migoya Velázquez porque ya se lo había apropiado, es decir, todo se trató por un vil asunto de protagonismo. La división al interior del movimiento ciudadano fue evidente este domingo con la instalación de dos templetes y con dos animadores diferentes para evitar espectáculos. Y, como era de entenderse, la decisión de marginar a importantes organizaciones católicas cobró factura en la marcha de este domingo con la raquítica asistencia de inconformes.
SOLIDARIDAD Y PERIODISMO
Álvaro Ramírez Velasco es reportero y columnista de hace décadas. Forjado en los azarosos caminos del periodismo de la Ciudad de México, poco a poco fue labrando su nombre y solvencia frente al epicentro del poder, a tal grado que es reconocido como uno de los mejores en la fuente legislativa. (Dato adicional: en la Ciudad de México conoció a Miguel Barbosa Huerta y fue el primer reportero al que le confió en una entrevista sus aspiraciones por la gubernatura de Puebla, la cual fue publicada en El Popular, medio que era coordinado en ese tiempo por Nacho Juárez). Oriundo de Puebla —sus familiares son de la Mixteca poblana—, Álvaro decidió regresar cargado de una buena prosa y un olfato periodístico a prueba de balas. Siempre independiente, colaboraba con diferentes medios de comunicación locales. Su experiencia como jefe de redacción en Diario Monitor —dirigido por el extraordinario José Gutiérrez Vivó— lo había curado de una vida encerrado en una redacción. Con el equipo directivo que dirige ahora Hipócrita Lector había caminado desde aquel tiempo que se fraguó la dupla entre Mario Alberto Mejía y Nacho Juárez en 24 Horas Puebla, en donde lo mismo hacía crónica, reportajes y notas. Cuando el equipo decidió apostar por otros rumbos, se sumó sin pensarlo a ContraRéplica Puebla y, posteriormente, a esta última aventura que tiene en sus manos. El jueves pasado, nuestro amigo y camarada fue presa una bajeza y una amenaza. Pulcro como siempre ha sido, tomó la decisión de presentar su denuncia penal y llevar todo con el sigilo que demanda el caso. A nosotros nos queda claro que Álvaro cuenta con un amplio respaldo de amigos. En nuestro caso, nuestro compañero cuenta con toda nuestra solidaridad y apoyo para hacer frente a esto y lo que venga. No más una prensa sojuzgada por el desatino de algunos. Nuestro abrazo, acompañamiento y trabajo por siempre, querido Álvaro.