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lunes, noviembre 25, 2024

No se equivoquen

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Uno de los mejores ejemplos del nuevo estilo personal de gobernar en Casa Aguayo es el acercamiento que Sergio Salomón Céspedes Peregrina ha tenido con todas las fuerzas políticas del estado y los verdaderos factótums del poder presidencial.

No ha sido un trabajo sencillo.

El mandatario estatal, por ejemplo, tuvo que remar a contracorriente para tender puentes de entendimiento con el secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, después del atrincheramiento en el Congreso del estado para impedir una imposición desde la Ciudad de México.

Los buenos oficios y la naturaleza política de Sergio Salomón dieron como resultado una pletórica reunión entre la clase política local y el inquilino del Palacio de Bucareli. Se limaron fricciones, se dio vuelta a la página y llegó el mensaje fundamental: Para el gobierno federal, el gobernador legal y legítimo es Céspedes Peregrina.

Previamente, ya había tenido un encuentro con Claudia Sheinbaum Pardo y secretarios de Estado.

Pero a raíz de la reunión con el tabasqueño vino el verdadero encuentro con el jefe político del país: Andrés Manuel López Obrador, quien no dudó en ofrecer todo su respaldo al gobernador poblano.

Ante su verdadero ejército electoral en la Secretaría del Bienestar, el presidente de México declaró: “Hay que apoyar a Sergio Salomón, porque si le va bien a Sergio Salomón, le va bien a Puebla”.

El mensaje selló el respaldo total a la investidura del mandatario estatal, pero también fue reconocido expresamente como el jefe político de la entidad y como un gobernador que ofrece certeza para construir hacia adelante.

Como parte de su oficio político, el gobernador poblano se ha reunido con legisladores federales y locales, así como alcaldes y las dirigencias estatales de todos los partidos. Por el Salón de Gobernadores del Centro Integral de Servicios y Casa Aguayo han desfilado los militantes del PRI, PAN, Movimiento Ciudadano, Verde Ecologista, PRD, PT, entre otros.

Este viernes, Sergio Salomón cierra sus encuentros con Morena, su partido.

Pero es ahí, como dirían las abuelitas, dónde la puerca torció el rabo.

Me explicó:

Por la tarde, los amanuenses del diputado federal Moisés Ignacio Mier Velazco se dieron a la tarea de anunciar el encuentro con el objetivo de generar la percepción de que sería solo entre cuatro personajes: el coordinador de los morenistas en San Lázaro, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo; el presidente de la Mesa Directiva del Senado, Alejandro Armenta Mier, así como el mandatario estatal.

En un acto de desdén mezquino aseguraron que el “colado” sería el secretario de Gobernación estatal, Julio Huerta Gómez.

¿Por qué el interés en vender la información sumamente “muñequeada”? Porque pretenden hacer creer que se trata de un triunfo del legislador federal y del líder nacional de Morena con miras a fortalecer la unidad y la reconciliación a su favor.

El desaseado manejo de esa información, sin embargo, fue una falta de respeto al gobernador Sergio Salomón Céspedes.

De entrada, no se trata de una reunión de cuatro personas. Es el encuentro que tocaba con Morena Puebla y participarán, al igual que las otras juntas con los partidos políticos, diputados locales y federales, presidentes municipales y las dirigencias estatales.

No hay cónclave en lo oscurito ni reconciliación ni pactos. ¡Por Dios!

Llevar al gobernador a un asunto de ese nivel es rebajar su investidura y faltarle al respeto por completo. (Hasta para eso los amanuenses son bastante maletas y parecen enemigos de quien dicen defender).

Otro punto que no debe olvidarse es que todos los militantes de Morena acuden a ver al gobernador y no al revés. Este tipo de reuniones con los partidos políticos son para hacer política, pero política de altura. Allí, cada uno de los asistentes puede aprovechar el escenario y es válido, siempre y cuando no se salte las trancas ni insulte al dueño de la casa.

Así pues, la idea de que habrá un cónclave de cuatro personas y pretende hacer creer que es un acto de reconciliación y unidad es un disparate. Aunque eso sí, es un desliz con mucha saña y toda la intención de afectar la figura del Ejecutivo del estado que sólo ha hecho una cosa: abrir el diálogo.

No hay por qué equivocarse ni interpretar erróneamente lo que ocurre en Puebla.

No hay perdón ni olvido.

Muchos menos componendas en lo oscurito.

¡Seriedad, señores!

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