En medio del arranque de sus actividades para incidir en el proceso electoral de 2024, la Organización Nacional del Yunque, a través de uno de sus brazos políticos, se plantó en el Congreso del estado para la creación de la Comisión Empresarial de Asuntos Legislativos, que no es otra cosa que el pretexto para que el Consejo Coordinador Empresarial influya en las decisiones de la LXI legislatura local, luego de que el barbosismo los hiciera a un lado por su perversa intención de sacar raja política de todo lo que tocan.
Bien lo decía el exgobernador Miguel Barbosa Huerta, la pacata ultraderecha poblana del CCE ni está integrada por empresarios ni tiene calidad moral, luego de que ha sido una de las principales beneficiadas del modelo de negocios que se instaló durante el morenogalismo y el priismo.
Por eso resulta sorprendente que ahora el Congreso del estado les abra la puerta, pese a que no han contribuido siquiera a la acciones para atender la pandemia por la Covid-19 (Miguel Barbosa también los exhibió en su momento) y, por el contrario, se encuentran en plena campaña.
Si usted tiene dudas sobre la participación del Yunque, déjenos decirle algunos de los participantes en el encuentro: José Antonio Quintana Gómez, presidente de la Coparmex Puebla e hijo de uno de los fundadores de la cofradía político-confesional y mandamás del patronato de la UPAEP, José Antonio Quintana Fernández; Luis Espinosa Rueda, sempiterno presidente de la Canacintra, uno de los principales responsables de montarse políticamente en el conflicto judicial de la familia Jenkins de Landa que terminó por perjudicar a la Universidad de las Américas Puebla.
Otro de los asistentes fue Ignacio Alarcón Pacheco, alias Taico, una de las dos cartas del Yunque para la presidencia municipal. (La otra es Carlos Montiel Solana, coordinador de Regidores del Cabildo de Puebla y a quien el edil Eduardo Rivera Pérez —el gerente del Yunque— ya le dio su espaldarazo).
Por ahí anduvo también Marco Antonio Prosperi Calderón, dirigente de la Canaco Puebla e integrante de uno de los sectores del Yunque que no la lleva con el edil de Puebla, de ahí sus constantes críticas al ejercicio del gobierno panista.
En la reunión, los yunquistas abrieron sus cartas sobre lo que pretende influir: las
leyes de Emprendimiento, Desarrollo Económico Sustentable y de Fomento Económico. También pretende meter mano en las leyes de Obra Pública y Construcción, así como capitalizar electoralmente la Ley de Movilidad y Seguridad Vial.
Otro punto que genera amplias sospechas sobre la presencia del Yunque en el Congreso del estado es que la dirigencia del CCE que se presentó ¡está a un mes de irse! Así como lo lee. Taico Alarcón y su banda empresarial entregarán la batuta el próximo 15 de marzo.
¿Por qué abrir espacio y darle juego a una dirigencia que está de salida y que no podrá dar seguimiento a los temas de la pomposa comisión empresarial?
¿Acaso lo que se quiere es dejar amarrado al nuevo dirigente del CCE, Héctor Sánchez Morales, quien no pertenece al grupo yunquista en el milita Taico, Quintana & Cía?
¿El Congreso del estado está enterado de estas grillas y permitió que un recinto
legislativo fuera utilizado para esos fines?
Ignacio Alarcón forma parte del grupo conocido como Los Cuatro Fantásticos, integrado también por Carlos Montiel, Herberto Rodríguez Regordosa y Fernando Treviño Núñez, quienes por décadas fungieron como los auténticos titiriteros del CCE. Desde allí, los cuatro impulsaron sus carreras políticas. ¿Cómo olvidar cuando Fernando Treviño siendo abogado de un despacho se ufanó como líder del CCE?
Los Cuatro Fantásticos tienen su propio juego político en la sucesión en el Palacio Municipal y ahí no entra Eduardo Rivera, quien fue llamado a cuentas por el Yunque luego de que se navegara como le encanta: de muertito, ante la orden que le dieron de que impulsara a Taico y Carlos Montiel.
A regañadientes, el edil panista giró instrucciones para cobijar a ambos, pero dejó en claro que sería respaldado el que estuviera mejor ubicado en los sondeos de opinión.
De este grupo destacan dos personajes. Uno es Herberto Rodríguez, quien ha sido beneficiado, vía el contrato de parquímetros, desde el Ayuntamiento de Puebla. En Parquimóvil, además, labora como ejecutivo José Carlos Montiel Álvarez, hijo del coordinador de regidores.
Toda esta maraña de intereses es lo que cobija al grupo de empresarios a quienes el Congreso del estado les abrió las puertas, de ahí la duda razonable: ¿El Congreso se puso al servicio del Yunque?