En una visita reciente a la librería me encontré la Breve historia de la novela de Henry Russell, publicada por BLUME en 2021. Y decir BLUME es anticipar lo que la lectora y el lector encontrarán en esta “guía de bolsillo” sobre los tipos de novela, obras ejemplares, problemas abordados y recursos para la escritura. Ante todo, un excelente diseño editorial. Un prontuario. Una serie de lecturas recomendadas que van desde La historia de Genji hasta La Amiga estupenda de Ferrante. El libro forma parte de una colección integrada por otros títulos como Breve historia del arte, Breve historia de la fotografía, Breve historia del cine y Breve historia de las mujeres artistas.
Nada que ver con la Teoría de la novela de Lukács en donde este género literario se presenta como la evolución de la epopeya, o con El arte de la novela de Kundera donde Cervantes adquiere un papel central y se constituye en el referente fundamental, o con Teoría de la novela de Manuel García Viñó, en donde se afirma que son los valores estéticos los que sostienen este género. Es obvio, teoría e historia no es lo mismo.
Tampoco sigue la línea de las voluminosas historias de la literatura, universal o local, en las que se describe el espíritu de la época, se resaltan acontecimientos económicos y políticos, cambios sociales o ideas en boga para esbozar el contexto, se aportan datos biográficos sobre autores, resaltando sus filias y sus fobias, así como algunas anécdotas de interés. No, aquí no hay periodización ni síntesis de las estéticas dominantes.
Se trata más bien de un compendio de fichas informativas agrupadas en torno a los tipos de novelas, obras emblemáticas, temas recurrentes y técnicas narrativas. Las fichas que abordan temas o conceptos tienen un título, un listado de representantes, una exposición sintética, la ilustración y una sección en la que se resaltan y recuperan las ideas importantes. Las fichas sobre las obras incluyen, además del título, una sinopsis, el año de publicación, el contexto de escritura y otras obras del mismo autor. No puede faltar en ningún caso la ilustración.
Es, precisamente, la forma esquemática y la brevedad lo que se celebra y agradece. “La belleza del libro -apunta Peter Boxal en el Prefacio- radica en que la comprensión, a través de la omisión, otorga a la expresión la amplitud de la forma como un todo, la intensidad de su volumen bajo la línea de flotación de nuestro consciente colectivo”.
En primera instancia, el libro ayuda a recordar que existen novelas históricas, de humor, picarescas, de aventura, antinovelas, autobiográficas, epistolares, de formación o bildungsroman, fantásticas, de terror y suspenso, realistas, infantiles, psicológicas, románticas, aquellas en las que predomina el flujo de conciencia, las ideas filosóficas o el conocimiento de la historia, las policiacas, las de ciencia ficción, modernistas y posmodernistas, feministas y alegóricas, eróticas… y ejemplos por si surge la curiosidad.
En cuanto a los temas, las novelas abordan el amor, el adulterio, la fe, la familia, al individuo frente a la sociedad, la historia, los conflictos, el sexo y la madurez, el dinero, el paso de la miseria a la riqueza, el escape, la vida del artista, la educación, la muerte, el destino, la relación con las máquinas.
El capítulo final aborda las técnicas para novelar: comenzar estableciendo el tema, la atmósfera y el carácter; tener en mente el final. Aprovechar el poder de las alusiones. Incorporar el diálogo para delinear a los personajes y hacer avanzar la historia, combinar múltiples puntos de vista y viajar en el tiempo, recurrir al humor y la ironía.
Al terminar la revisión, coloqué el texto en el librero de la sala, es de esas obras que hay que tener siempre a la mano para presumirla o para consultarla. Se ve bien, y por lo pronto cumplió su cometido. He vuelto a la librería para comprar dos títulos y realizar esas lecturas pendientes. En el camino pensé que tenía mucha razón Gracián en aquello de que lo bueno, si breve, dos veces bueno… y aún lo malo, si poco, no tan malo.
