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jueves, noviembre 21, 2024

Cruz Lepe, el peligro que corre la ciudad

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De no ser porque se trata de un hecho trágico, parecería una escena del surrealismo ultraderechista poblano.

La historia:

El gobierno de Eduardo Rivera Pérez es presa, a mediados de octubre de 2022, de un escándalo por su inacción ante la venta de bebidas alcohólicas para menores de edad en salones sociales. El alcalde niega la realidad pese a los videos que circularon en redes, así como las protestas de los padres de familia y vecinos.

La autoridad se pone del lado del propietario del establecimiento y los funcionarios responsables evidencian su incompetencia e ignorancia de sus atribuciones.

El escándalo da paso a que el coordinador de los diputados del PAN en el Congreso del estado, Eduardo Alcántara Montiel, iniciara una serie de publicaciones en sus redes sociales que evidenciarían que la ciudad, en realidad, es una gran cantina.

El legislador sube imágenes de tianguis, cocheras, unidades habitaciones, colonias en donde la venta ilegal del líquido es pan de todos los días.

Con la presión pública encima, Jorge Cruz Lepe, secretario de Gobernación municipal, hace como que interviene en el asunto, pero en realidad ignora por completo el escándalo.

En lo que sí se empeña es en sembrar en una marcha feminista una fake news para desacreditar a Alcántara Montiel y su vocerito pide a varios reporteros -muy bien untados con contratos publicitarios- que siembren la información falsa.

Todos los días surgen nuevas imágenes de las cantinas ilegales que operan a la vista de todos, principalmente de la autoridad. El diputado local panista exhibe una vez la ignorancia de los funcionarios municipales y su irresponsabilidad al deslindarse del problema.

En un hecho inédito, Alcántara presenta un punto de acuerdo ante el pleno del Congreso para que se proceda contra Cruz Lepe y Enrique Guevara Montiel, alias el Huevo, director de Normatividad y Regulación Comercial, por todas las irregularidades suscitadas sobre el tema.

A la par, presenta una iniciativa de ley para que se castigue con cárcel a todos los funcionarios omisos ante la venta ilegal de alcohol.

Las semanas pasan y el tema deja de estar en la agenda pública.

El 30 de enero, a las 18 horas, en el famoso tianguis de Granjas de San Isidro se reporta un enfrentamiento en el que pierde la vida una persona. Le vaciaron el cartucho de una pistola en la cabeza, luego de una discusión al calor de las copas. El sujeto se encontraba en un local donde se comercializaba ilegalmente alcohol.

El lamentable deceso ocurrió en el mismo establecimiento que la Secretaría de Gobernación municipal había visitado el 11 de noviembre de 2022 para “exhortarlos” a que no comercializaran bebidas sin los permisos legales.

En otras palabras: La dependencia encabezada por Cruz Lepe supo de la operación ilegal del lugar, nunca procedió a la clausura y se olvidó del tema… hasta que apareció un muerto.

¿Qué explicación dará ahora Eduardo Rivera sobre la actuación de su subordinado? ¿Lo defenderá nuevamente pese a las pruebas que existen en su contra por su omisión e irresponsabilidad?

Jorge Cruz Lepe no es un improvisado. Sabe muy bien cómo operan las cloacas de la ciudad. Ese es su estilo y desde ahí forjó su fama de panista rudo.

En la primera gestión de Eduardo Rivera Pérez, en 2010, fungió como director de Normatividad y Regulación Comercial, es decir, conoce muy bien dónde y cómo operan los sitios clandestinos. Ahora como responsable de la Segom es el encargado de llevar a buen puerto la gobernabilidad con las asociaciones de tianguistas, ambulantes y comerciantes que operan en el municipio.

Incluso, en su despropósito por extender el monopolio del control de los vendedores ambulantes, anunció que habrá una regulación de los tianguis que operan en la periferia de la ciudad. Ergo: más moches.

Tras su paso por la administración pública, el funcionario sabe, por ejemplo, que el tianguis de Granjas de San Isidro está asentado en la extinta laguna de La Mora y que el sitio está divido entre dos organizaciones: la Doroteo Arango -en cuyo espacio ocurrió el asesinato- y Antorcha Campesina.

Cruz Lepe también sabe que en la primera gestión de Eduardo Rivera se comenzó un proceso jurídico ante la Comisión Nacional del Agua para que el predio de la laguna de La Mora fuera concesionado al Ayuntamiento de Puebla a fin de regular la instalación de los vendedores y, por qué no, construir un mercado.

La extinta laguna de La Mora es actualmente tierra de nadie porque el proceso jurídico nunca se concluyó, pero las autoridades municipales han solapado la actuación de las organizaciones -previo moche ilegal de por medio- para que sus agremiados trabajen sin problemas.

En ese lugar ocurrió una tragedia.

Cruz Lepe sabía que allí operaba un sitio de venta clandestina de alcohol.

Debió clausurarlo y no lo hizo.

Debió aplicar la ley con rigor y prefirió ver para otro lado.

Hoy hay un muerto, un tianguis que es tierra de nadie y un funcionario que es un auténtico peligro para los ciudadanos.

¡Viva la impunidad!

¡Viva el monaguillo Lepe!

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