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viernes, noviembre 22, 2024

Kramer contra Kramer

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El simple hecho de que la expresidenta municipal Claudia Rivera Vivanco no desmintiera que el senador Alejandro Armenta Mier pudiera estar detrás del fallo en su contra por parte del Tribunal Electoral del Estado de Puebla (TEEP) avizora que la guerra al interior del bloque antibarbosista de Morena se encuentra color de hormiga.

La resolución de los magistrados locales, aprobada el pasado viernes 27 de enero, condena a Claudia Rivera como responsable de violencia política en razón de género, psicológica, sexual y simbólica contra su exfuncionario Yasmín Hernández Flores. Eso significa que la exalcaldesa deberá ser inscrita en el Registro Nacional de Personas Sancionadas en Materia de Violencia Política contra las Mujeres en Razón de Género, por que lo no podrá ser candidata a ningún puesto de elección en 2024.

El vínculo de Alejandro Armenta con la magistrada presidenta del TEEP, Idamis Pastor Betancourt, data de cuando el poblano arribó a la Cámara de Senadores y allí ambos tuvieron una relación laboral.

Para no dejar a libre interpretación, Rivera Vivanco sentenció: “Espero que el senador Armenta no se encuentre detrás de este proceso, sí sé que es conocida de, yo creo que las instituciones deben servir a la ciudadanía (…) lo que no queremos y está combatiendo Morena y sus principios es que las personas que vengan a Morena, aunque vengan de otros partidos políticos, conozcan cuáles son los principios y que conozcan que las instituciones están para servir a la ciudadanía”.

El hecho de que Claudia Rivera no desmintiera la participación de Armenta Mier en este proceso jurídico en su contra, además, confirmaría que la alianza política entre ambos se encuentra rota pese a que ha sido una de las mejor cuidadas y de acompañamiento en los momentos más difíciles cuando tuvieron que enfrentar al exgobernador Miguel Barbosa Huerta.

Pero también esto ha dejado ver que la guerra entre los antibarbosistas está a todo vapor.

Cómo olvidar que el senador Armenta aprovechó la oportunidad de ser invitado por el secretario de Gobernación federal, Adán Augusto López Hernández, a una reunión en la que estuvo también presente Moisés Ignacio Mier Velazco para que saliendo comenzara una campaña durísima en contra el coordinador de Morena en San Lázaro, quien no atinó siquiera a meter las manos.

Todo este concierto de ataques tiene como telón de fondo la errónea percepción de que el candidato a la gubernatura saldrá del bloque antibarbosista.

Mientras enfrente se despedazan con todo, en la administración estatal todo camina sin aspavientos, están concentrados en ofrecer resultados y mantener muy bien aceitada la maquinaria político-electoral que heredaron de Miguel Barbosa Huerta.

Sin duda se avecinan cambios en el gabinete estatal, pero todo forma parte de una lógica y razonamiento político para que el barco llegue a buen puerto.

Este golpeteo entre los antibarbosistas, sumado al franco declive de Eduardo Rivera Pérez en los sondeos de opinión –a tal grado de que ya está en duda su participación rumbo a la gubernatura y buscaría la reelección en la presidencia municipal– han generado un caldo de cultivo que solo podrá ser aprovechado por aquellos que actúen sensatamente, más allá de filias y fobias.

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