Tras el fallecimiento del exgobernador Miguel Barbosa Huerta muchos se frotaron las manos. ¿Quiénes? Aquellos que tienen órdenes de aprehensión, denuncias penales y representan el pasado oscuro de la Puebla reciente, en que el modelo de negocios en que convirtieron al gobierno les arrojó canonjías que los convirtió en millonarios y putrimillonarios. Cómo olvidar que el mismo día del deceso, el micro gobernador bailarín y cantante anunciaba su regreso a la entidad. En sus redes sociales dijo todo. En los grupos que WhatsApp que tienen se mandó el mensaje: Prepárense para el regreso. Como una jauría en celo hicieron planes, festinaron la desgracia y creyeron que todo había cambiado. En sus locas ansías cometieron el agravio de ignorar al nuevo gobernador y minusvaloraron su poder. La detención de Rodolfo Chávez Escudero es el fiel reflejo de esa malicia. El exdirector de Carreteras de Cuota Puebla minimizó que había un proceso en su contra. Al pisar la aduana del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México fue capturado por elementos de la Fiscalía General de la República. La noticia de la captura cayó como un balde de agua fría para todos los malquerientes del barbarismo y los regresó a su condición original: Ni perdón ni olvido para el saqueo a las arcas públicas, al pasado reciente plagado de excesos y agravios contra la ciudadanía. Menos aún, impunidad para quienes estructuraron las políticas públicas para que fueran sus amigos los que detentaran los multimillonarios contratos a costa del erario porque ellos eran los socios ocultos, los beneficiarios últimos del latrocinio. ¿Qué pensarán ahora los prófugos al percatarse que no podrán regresar? ¿Qué sueños de opio tendrán? Simple: sus residencias lujosas que mandaron a limpiar tras años de estar desocupadas se llenarán otra vez de polvo y suciedad. Este club de avariciosos demostró que no saben leer los tiempos que vive Puebla. Están acostumbrados a creer que todos son de su misma condición. La palabra que mejor los define es la de ladrones. La Real Academia de la Lengua define esa palabra en una sus acepciones como pícaro o granuja. Y sí, no dejan de ser tramposos, desvergonzados ni bribones. Allá ellos y sus sueños de opio. La puerta en Puebla está cerrada.
IMPUGNACIONES QUE DAN RISA
Israel Castillo es un sujeto en busca de reflectores. Lo conocen como el Señor Impugnación, ya que no hay circunstancia, coyuntura u oportunidad que no utilice para proceder jurídicamente. Sería un tipo serio si es que sus recursos lograran un cambio o, mínimo, fueran ganados en tribunales. Nada de eso. El Señor Impugnación no ha ganado nada. Bueno, corregimos, sí ha ganado la fama de “maleta”. Ahora pretende nuevamente alimentar sus ansias de reflectores al impugnar la decisión del Congreso del estado sobre la designación del gobernador sustituto. Es curioso que el abogado trinquetero haya apoyado la campaña de Morena de 2018 y después se volviera un acérrimo odiador de todo lo que huela al exgobernador oriundo de Zinacatepec. Le dejamos un tuit que lo retrata de cuerpo completo: “¿Los diizque (sic) 110,000 que marcharon junto @MBarbosaMX asistirán al homenaje póstumo? ¿O es muy rápido para organizar el acarreo?”. Como dijeran las abuelas: Con estos bueyes nos tocó arar.
