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viernes, noviembre 22, 2024

Gali y el mensaje que no quiere entender

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Apenas suman unos cuantos días del gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina y los muertos vivientes festinan su regreso “inminente” a Puebla. José Antonio Gali Fayad, alias Tony Gali, ya mandó a limpiar su residencia —cuyo terreno obtuvo luego de hacerse pasar como ejidatario— en señal de que regresa por sus fueros. Así también se los ha hecho saber a sus incondicionales. “Prepárense”, es la instrucción que envió y viene acompañada sel sonido de tambores de guerra. La apuesta del papá que aprieta botones, al igual que los hijos, es que ahora sí —cómo chingados no— van a concretar sus negocios pendientes y cobrar cuentas a quienes les negaron el derecho divino a seguir haciendo de las suyas la entidad. Y para que no haya dudas ya tienen candidatos rumbo a 2024: Ignacio Mier Velazco y/o Fernando Manzanilla; o Claudia Rivera Vivanco, si se necesita cubrir la cuota de género. Pero la verdadera carta del microgobernador es una: Él mismo. Sí, como lee, Tony Gali quiere ser ooootra vez candidato. Otro que anda por las mismas es José Juan Espinosa Torres, quien desde Veracruz mandó a decir que pronto estará de regreso. Jorge Benito Cruz está en las mismas. Ni se diga de Fernando Alberto Crisanto. A todos ellos los unen dos cosas: 1) arrastran varios expedientes judiciales en su paso en la administración pública y 2) todos, de una u otra forma, le han faltado al respeto al actual gobernador en su desesperado intento por recuperar sus privilegios. Pensaron que con el deceso de Miguel Barbosa Huerta habría perdón de sus pecados. Se equivocaron en su análisis y en la forma en que pretenden salir avante de la difícil situación en la que se encuentran. En su obnubilación pasaron por alto que el ajedrez poblano tiene dueño y hay un jefe político. Olímpicamente decidieron ignorarlo. Craso error. Cómo se ve que nunca tuvieron altura de miras ni respeto por el poder. (Por cierto, a todos ellos ya les mandaron a decir que calladitos y lejitos están mejor porque aquí las investigaciones judiciales siguen su curso. Es decir, ni perdón ni olvido, menos impunidad).

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