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jueves, noviembre 21, 2024

La SEP: los ataques y el leviatán

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Más allá de la eclosión política que provocó la defenestración de Melitón Lozano Pérez como secretario de Educación Pública estatal, poco a poco han salido a la luz las graves consecuencias que trajo convertir a esa dependencia en el ariete de ambiciones personales, lo que radicalizó el proceso de descomposición, desprestigio y caos que vive la dependencia desde hace décadas como producto de la corrupción, privilegios y complicidades entre las Secciones 23 y 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y los funcionarios de cada gestión estatal. La educación, para decirlo con claridad, es lo que menos les ha importado a las camarillas magisteriales que han puesto a la política por encima de los alumnos y docentes, a tal grado que el supuesto prestigio que los maestros y funcionarios presumían era su capacidad de operación política-electoral más que los logros académicos. Lozano Pérez no fue ajeno a ese círculo perverso, de ahí que privilegiara más sus aspiraciones personales que a su papel como autoridad. Tras la caída del izucarense, José Luis Sorcia Ramírez fue enviado como el responsable de limpiar el cochinero y meter orden en una dependencia plagada de vicios y componendas. Con un perfil más administrativo y técnico, el tehuacanense comenzó a desmontar una a una las piezas del engranaje que dejó Melitón. Como hoja de ruta definió tres ejes: 1) honestidad, pieza clave para estar por encima de los cochupos permitidos en años recientes. Un ejemplo: Entre los funcionarios de la SEP en la gestión de Melitón y el SNTE se repartieron las plazas con mejores salarios en perjuicio de la base que lleva décadas en busca de mejores condiciones laborales. Otro botón: Cómo olvidar que a la llegada del gobernador Miguel Barbosa Huerta la primera noticia que recibió de los líderes sindicales fue la necesaria entrega de 800 millones de pesos (400 millones por sección) como el inicio de las negociaciones salariales anuales. La simple propuesta, llevada a la mesa por Lozano Pérez, sirvió para que el mandatario endureciera su postura ante la rapacidad sindical. Uno más: En cada investigación realizada en las áreas de la dependencia es inocultable la mano de América Rosas Tapia que enfiló privilegios según su conveniencia. 2) La inteligencia como agente disruptor para cambiar la cultura magisterial. No hay mesa, conferencia, reunión o encuentro en que el funcionario desmonte la falacia de la cultura magisterial vigente, enfocada a la meritocracia, servilismo y codependencia. 3) Elevar la productividad magisterial, un tema nada sencillo ante un elefante burocrático que sufre de obesidad mórbida. Privilegiar la política antes de la formación de los alumnos y la pedagogía llevó, entre otras cosa, a una crisis de vocación. El magisterio está plagado de “maestros” que llegaron porque compraron su plaza, la heredaron de sus familiares o fueron privilegiados por los líderes sindicales en turno. Los viejos docentes responden más a un perfil político que educativo. La falacia de la Carrera Magisterial es uno de los puntos clave: De nada sirve que los supuestos docentes presuman estudios de maestría y doctorado si en las aulas son unos auténticos ignorantes y déspotas, cuya frustración la terminan pagando los alumnos y padres de familia. Más aún: Cuando Enrique Peña
Nieto puso en marcha la Reforma Educativo hubo una fuga masiva de viejos maestros que prefirieron tramitar su jubilación que sujetarse a evaluaciones permanentes. ¿Dónde quedó aquella vieja promesa de que los padres de familia podrían estar seguros de que frente a sus hijos estarían los mejores hombres y mujeres? Para nadie es un secreto que el magisterio y la SEP estatal, el sistema educativo en su conjunto, está en crisis. Melitón solo agravó esa situación, mientras que el SNTE ha sido el paria que se ha visto beneficiado de un modelo educativo orientado a todo menos a fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje. Si a eso le sumamos que el 60 por ciento de los factores que inciden en una comunidad escolar tienen su origen afuera de las aulas, la situación se convierte en una bola de nieve de grave impacto social. Por eso no deja de sorprender la campaña de ataques y fake news iniciada en contra José Luis Sorcia. Curiosamente esos ataques aparecieron un día después de que tomó la decisión de cortar de raíz a las cabezas de un centro neurálgico del magisterio poblano: El Benemérito Instituto Normal del Estado (BINE). ¿Qué halló Sorcia? Que existe una grave laguna legal en la operación de esa institución, lo cual abrió la puerta para que
los directores en turno operaran totalmente en la opacidad y no hubiera mecanismos para meterlos en cintura. El caso más emblemático fue comprobar la existencia de una cuenta bancaria privada en la que se recaudan todos los recursos que ingresan a la
institución vía aportaciones de estudiantes y padres de familia. La cifra no es menor: decenas de millones manejados al arbitrio del director del BINE, sin supervisión, control ni regulación. Una bolsa a disposición de los directivos y líderes sindicales. Y si a eso se le suma que la institución ha sido rehén de los funcionarios de la SEP en turno, lo mismo que de los líderes de la Sección 51, el resultado es más que nefasto. José Luis Sorcia tomó la decisión de hacer una limpia de morenovallistas, gente de Melitón y sindicalizados en el BINE. La respuesta fue inmediata: Lo acusaron de incorporar a morenovallistas a su equipo más cercano. Pusieron dos ejemplos: Ramón Iglesias y el hijo de Cirilo Salas Hernández, defenestrado líder sindical y epítome de la corrupción magisterial. El primero ni siquiera es el coordinador de la oficina de Sorcia ni su secretario particular. Ha sido priista, líder sindical, directivo de la red de centros escolares, funcionario de la SEP en diferentes áreas y trabajó en el gobierno
de Rafael Moreno Valle. Perfiles como el suyo han por millares. En el caso del hijo de Cirilo —hijo putativo de Elba Esther Gordillo— es víctima de los pecados del padre, pero no existe ni un solo proceso administrativo en su contra. No se trata de defender
a ninguno de estos funcionarios ni la decisión de la nueva directora del BINE de sumar a su equipo a diferentes personajes como el vástago del exsecretario general, pero en el magisterio no hay nadie químicamente puro. Pensar que en la estructura se
encontrará a alguien sin pasado es un desconocimiento total de la realidad de la SEP. Por eso un perfil como Sorcia es indispensable: No tiene ningún vínculo y es totalmente ajeno a los grupos de interés de la dependencia. ¿A qué se debe el golpeteo en su contra? A ciencia cierta nadie lo sabe, pero es curioso que una vez que limpió al
BINE comenzó el fuego. Quienes conocen a Sorcia saben que uno de sus mantras es que podrá ser señalado de desconocer algún escenario, pero no de deshonesto ni desleal. Eso lo saben en el epicentro de la 4T poblana. ¿Qué se busca con el ataque en contra del encargado del despacho de la SEP? Es una incógnita. Lo interesante de los
ataques en su contra es que provienen de un medio cuyos integrantes hace no mucho fueron testigos de las extorsiones y operación delictiva del socio de Ignacio Mier Velazco. Curioso: Quien ataca tampoco está tan limpio ni es químicamente puro. Ironías de la vida.

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