Vaya ridículo el que realizó el alcalde Eduardo Rivera Pérez al mentir descaradamente en cosas importantes como la tragedia en San Pablo Xochimehuacan, ocurrida el 31 de octubre de 2021, tras la explosión de una toma clandestina que dejó como saldo un muerto, 11 lesionados y viviendas destruidas. Ese día, aseguró el munícipe en su tercer informe de labores en un año, la Comuna fue la primera en llegar a atender a las víctimas. Eso es más falso que un billete de 35 pesos. El primero en reaccionar fue el gobierno del estado. Si el gobernador Miguel Barbosa Huerta no quiso corregirle la plana al empleado del Yunque fue porque conoce la asepsia política y la generosidad. De ahí que la frase “hoy te voy a decir sí a todo” no es una graciosa concesión sino una forma muy inteligente de decirle al panista que está equivocado en muchos datos dados a conocer. Otro punto, por ejemplo, fue cuando le aclaró que varias acciones en la ciudad de Puebla como las concesiones de basura, publicidad y seguridad parten de una decisión del gobierno del estado y no del Ayuntamiento de Puebla. La mentira nunca será buena y menos ante un político profesional como el inquilino de Casa Aguayo. Eduardo Rivera y sus asesores no entienden que aquellos que mienten se engañan a sí mismos. Es lo que hay.
EL FALSO CIUDADANO
Carlos Montiel Solana es la representación típica de la ultraderecha conservadora poblana, doble moral y pacata. El exdirigente del Consejo Coordinador Empresarial –al que él y sus amigos tienen secuestrado desde hace tiempo– se hace pasar como la representación ciudadana en la política, lo cual es incorrecto: es un panista de clóset, integrante de la Organización Nacional del Yunque –propietaria del PAN–, y con las mismas mañas del político tradicional, como es hacer negocios a costa del erario. El mejor ejemplo es su hijo, quien es empleado de ParkiMóvil, la empresa que detenta el multimillonario negociazo de los parquímetros. El coordinador de los regidores del PAN en el Cabildo de Puebla se quiso poner el manto de castidad y pureza al contestar el informe del alcalde Eduardo Rivera Pérez. Un integrante de la sociedad civil organizada tiene como base primigenia la defensa de la libertad de expresión, pero ahora que Montiel Solana es regidor cometió la torpeza de apoyar la censura de sus homólogos de Morena, propuesta por la yunquista Guadalupe Arrubarrena, quien cobra como síndico municipal, lo que es violatorio de la ley, pues ningún representante popular de este tipo puede ser reconvenido. Todo esto viene a cuento porque el gobernador Miguel Barbosa Huerta no dejó pasar la oportunidad de recordarle al empresario que desde hace mucho tiempo forma parte del área política que de la ciudadana. En otras palabras: Que deje de simular.
¡AY, SUSANA!
Mario Riestra Piña no necesita más enemigos en la política para boicotearlo que su propia hermana Susana. Resulta que la niña yuppie –organizadora de los eventos fifís del morenovallismo– sacó a relucir el barrio bajo al hacer muecas y no poder ocultar
su cara de reprobación cuando el gobernador Miguel Barbosa Huerta tomó la palabra al cierre del informe de Eduardo Rivera Pérez. El motivo de enojo fue cuando el mandatario le aclaró al munícipe que es la primera vez que como alcalde es libre políticamente, en clara alusión a la persecución y sometimiento que sufrió en el morenovallismo. Al escuchar las palabras, el rostro de la regidora Susana Riestra Piña se desencajó y, de inmediato, paso al rictus de enojo y malestar. Al concluir la intervención del titular del Ejecutivo del estado, la hermana del diputado federal del PAN
se dio media vuelta y se negó a aplaudir como sí lo hizo el resto del auditorio. No cabe duda de que hay algunos extraviados del pasado que quisieran el regreso de las viejas glorias del presupuesto y prebendas. ¿Y así quiere Mario Riestra ser candidato del PAN a la alcaldía si no puede ni explicarle a su hermana que los tiempos han cambiado? ¿O es parte de la misma soberbia y arrogancia familiar que les hace sentirse que fueron tejidos por la mismísima virgen?