La picaresca mexicana estuvo presente en el micro gobierno de Tony Gali Fayad de manera preponderante.
Ya había dos antecedentes: la Secretaría de Infraestructura y la alcaldía de Puebla.
En los tres espacios, Gali se dedicó a aprovechar su estadía en la administración pública para beneficiar a sus cercanos sin el menor escrúpulo.
En un reportaje publicado en julio de 2019, Gerardo Ruiz, director de El Incorrecto, reveló que los principales constructores de la era galicista fueron los “compañeros de fiestas, padrinos de bodas y camaradas de viajes al extranjero de los dos hijos del exmandatario poblano, quien entregó a los amigos de sus vástagos más de 10 mil millones de pesos en proyectos de infraestructura desde el 2011 hasta el 2018.
“(…) Dentro de las obras que fueron entregadas a los amigos de Tony y Edy Gali López se pueden enumerar las construcciones de las plataformas de AUDI, en San José Chiapa; del Parque Amalucan; el Viaducto Ignacio Zaragoza; y las modernizaciones de la Avenida Juárez y el Bulevar Forjadores”.
Esos rostros aparecían lo mismo en la inauguración de las obras públicas emblemáticas que en las revistas de sociales.
Eran ricos, jóvenes y felices.
Faltaba más.
Todos le decían “tío” a su mentor, quien buscaba afanosamente ganarse la confianza de Rafael Moreno Valle.
Y todo fue bien hasta que todo fue mal.
Pero ésa es otra historia.
En aras de lucrar con el dinero público se crearon también listas enormes de “aviadores”.
A través de los hijos de Tony Gali se hacía la operación.
Fuentes cercanas a su entorno revelaron a quien esto escribe que no dudaban en incorporar a las nóminas hechizas a choferes, muchachas de servicio doméstico —tanto suyas como de sus amigos—, parientes, empleados de sus restaurantes y amigas de las novias.
Todo ese ejército sirvió para engrosar la lista de aviadores, lo que, en consecuencia, aumentaba la ganancia espuria.
A algunos de éstos les dejaban alguna comisión, pero la mayor parte se la quedaban ellos.
La ambición no tuvo fin en el micro gobierno de la picaresca.
Los platos rotos fueron exhibidos por el despacho Vázquez Nava y Consultores en un diagnóstico situacional.
Vea el hipócrita lector las diferencias detectadas en el análisis de Personal de Honorarios:
“La Secretaría de Finanzas y Administración presentó información de 2 mil 377 servidores públicos contratados bajo la modalidad de honorarios.
“En el resumen proporcionado, y al revisar la plantilla de personal, se detectó la cantidad de 2 mil 878 servidores públicos contratados bajo la misma modalidad (…) lo que hace poco confiable la información proporcionada.
“Lo anterior no permite la adecuada toma de decisiones, generando dudas y perspicacias para la contratación de nuevos servidores públicos bajo esta modalidad”.
Hay que decir que, según informes de la propia Secretaría de Finanzas, se amplió la cifra de plazas de personal de honorarios a 2 mil 912.
¿Cómo se pasa de 2 mil 377 a 2 mil 912 servidores públicos contratados bajo esa modalidad?
¿Quiénes metieron la mano para incorporar esas 545 plazas?
El propio despacho consultor advirtió que esos movimientos hacen poco confiable la información proporcionada.
Y más: genera dudas y perspicacias.
¿Esos 545 corresponden a la operación instrumentada para armar un cuerpo especial de aviadores?
¿De a cómo eran los moches?
¿De a cuánto la ganancia?
Algo más: al analizar algunos contratos de honorarios, Vázquez Nava y Consultores detectó varias fallas.
A saber:
El contrato de honorarios no indica si es asimilable a salarios o de servicios profesionales.
El contrato no refiere cuáles son específicamente sus actividades o funciones.
Ufff.
Los aviación en la administración del micro gobernador Gali vaya que tuvo un fuerte estímulo familiar.
Y hay más historias de terror.
Los días que vienen las seguiremos documentando.
