En la vida, el término apostar se utiliza muchas veces en el concepto de elegir una acción en lugar de otra. Calculas los riesgos de una o varias opciones y al final tienes que elegir. Muchas veces el problema no es equivocarse en la opción escogida: el problema es que vayas por la revancha escogiendo la misma que no te dio resultado.
Cuando se nombró al señor Osorio como técnico de la selección, en 2014, y después de lo sucedido con el director técnico Herrera, el objetivo era llevar a la selección al mundial de Rusia y hacer el mejor papel que jamás se hubiera hecho, además de dar el salto de calidad que las nuevas generaciones de futbolistas mexicanos podían garantizar. Al final, solo se cumplió con acudir al mundial, ya que el salto de calidad del equipo nacional, así como la mejor participación en la justa mundialista no se dio.
¿Qué pasó? Exactamente lo que la vida misma te dicta: no vayas por la revancha y los federativos, casi los mismos nombres que trajeron al señor Osorio, se decidieron por el señor Martino, poniendo en la mesa de los objetivos y de las promesas, las mismas de cuatro años atrás. A 55 días del mundial, sus números en cuanto partidos ganados, empatados y perdidos, son muy buenos: 70 por ciento de efectividad. El problema es que los perdidos, son en contra y en torneos importantes y los muchos ganados para acomplejar ese 70 por ciento, son en juegos sin importancia, de los cuales México es el campeón mundial. Dos apuestas efectuadas en los últimos siete años, con las mismas características y que por el momento, se avecinan los mismos resultados.
Pero sigamos con las apuestas. El señor Martino, en el último semestre antes del mundial, después de una baja de juego individual de sus convocados y que lo llevan a tres derrotas contra Estados Unidos, sin entender el fondo que representa para un mexicano, de aquí y de allá esas derrotas, así como una clasificación al mundial, en la cual otorgaba tres boletos a ocho participantes y que se obtiene jugando un futbol basado en la calidad individual de los integrantes y muy lejos de un estilo propio de los mismos. Para entender este concepto, pongamos al Puebla como ejemplo. En este torneo se sufrieron muchos imponderables, pero como se tenía un estilo propio y definido, el equipo no cayó, entraron al once inicial otros que tenían la misma idea futbolística que los compañeros que tuvieron que salir y el resultado, a una fecha de concluir la fase regular del torneo, te da un equipo de futbol con el que nadie quisiera eliminarse.
No me salgo del tema, sigo escribiendo de la Selección de México y la última apuesta fallida del señor Martino. En este último semestre, deja en manos de los diferentes equipos y entrenadores de los jugadores que participan en Europa, el futuro y recuperación de juego de los mismos, en un total de 13 jugadores contando a los últimos dos que acaban de llegar a la liga de Países Bajos. De estos 13, en su último juego de preparación contra Perú, solo pudo utilizar a dos y los restantes nueve son jugadores de liga MX, misma liga que el DT en turno no siguió, pues su apuesta estaba basada en los de allá y no en los de acá y en los de allá. Tomó sus maletas y se fue a Argentina, mientras su cuerpo técnico le mandaba informes del desempeño de los jugadores en México, cuando el gusto y alcance de un jugador entra por los ojos y no por pláticas, videos o apuntes. Hoy por necesidad tiene que poner a Kevin Álvarez, Chávez, Martín, Alvarado y saber que es muy difícil que Funes Morí, Jiménez, Corona, Herrera y quizá Sánchez, se recuperen para el primer juego unos y otros de los mencionados, no estarán en la lista de 26. Su apuesta europea fracasó y no tenía plan B, mismo que lo está improvisando ahora.
La resultante es el de un equipo, que no es equipo porque sus líneas no están, porque tampoco estaban, articuladas, no tienen conexión en su línea y menos en la línea que sigue. Así es como Martín no tuvo una sola oportunidad de gol, y también fue así que las pocas veces que Perú se plantó en el último tercio, la defensiva no se vio práctica y entendida. Un conjunto que lejos está de ser equipo, sumando a todo esto, ideas como que el centro delantero no necesariamente tiene que anotar, si contribuye a la elaboración del juego. Un delantero centro tiene como función principal anotar y crear espacios para que otro elemento ocupe ese espacio. La creación como tal del juego, no puede recaer en un centro delantero. Pero bueno, cada cabeza es un mundo y en esto del futbol nada es verdad y nada es mentira, podría tener razón, pero para tenerla, necesita tiempo y eso, ya no lo tiene. Un juego el próximo martes, otro más sin los europeos en España y un último con plantel completo también en España.
El cupier está a punto de decir no more bets y entonces lo que no se hizo, lo que no se calculó y lo que no se puso en práctica en su momento y en su tiempo, de nada servirá y cuatro años es mucho tiempo.