En los últimos días, el ignaro diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo anduvo muy sácale punta y espantando con el petate del muerto con una iniciativa que no tiene pies ni cabeza sobre una reforma a la Ley de Aguas Nacionales. ¿Qué dijo el oportunista legislador, odiador de tiempo completo del barbosismo? Que en las bancadas de Morena en el Congreso de la Unión existe consenso para impulsar una reforma que, entre otras cosas, propone que en dos años se retiren las concesiones de los servicios de agua potable y saneamiento en manos de empresas particulares, quienes serían indemnizadas por retirarles el contrato. El problema es que la iniciativa no dice nada de eso. Es más, el documento tiene tantas lagunas que es insostenible jurídicamente. El texto de marras fue presentado en diciembre de 2021 por el senador de Morena Gilberto Herrera, oriundo de Querétaro. Ese político sabe de temas de agua lo que nosotros sabemos de microbiología orientada a la cepa AH1N1. Por ejemplo, confunde lo que son concesiones otorgadas por la Comisión Nacional de Agua para la perforación y uso de pozos con los contratos de prestación de servicios como el que detenta Agua de Puebla para Todos. En Querétaro, nos explican, existe un problema real debido a que pululan fraccionamientos que operan en total opacidad por contar con pozos y comités propios, eso es lo que generó la muina del legislador, pero no una visión integral para solucionar el complejo problema del subsector agua. Toda esa información fue utilizada por Alejandro Carvajal para afirmar que en el Congreso de la Unión ya se cocina una amplia mayoría para arrebatar las concesiones a las empresas privadas que operan en el país (Risas de fondo). No hay tal. Es más, la actualización de la Ley de Aguas Nacionales es un tema que está en la mesa de la Comisión de Recursos Hidráulicos, Agua Potable y Saneamiento de la Cámara baja, en donde sí entienden el tema y se han convertido en auténticos especialistas. Esa comisión, encabezada por Rubén Muñoz Álvarez, ha llevado la discusión a todas las esferas a fin de que todos los actores involucrados tengan voz y haya una norma robusta que permita hacer frente al grave problema de desabasto del país. Cómo estará el asunto de la ignorancia supina de Carvajal que cuando el gobernador de Puebla fue interrogado sobre eso, terminó por pedir que no se inventara información. La reportera corregida deberá de darle las gracias a Carvajal por el ridiculazo.
EL MONAGUILLO CRUZ LEPE
El incompetente secretario de Gobernación municipal, Jorge Cruz Lepe, ya se tomó muy en serio la práctica del Ayuntamiento de Puebla de ser cara dura ante los problemas que vive el municipio. El funcionario -un monaguillo de medio pelo, con fama de rijoso al estilo de barrio bajo- por fin salió a reconocer que los mercados municipales son controlados por el crimen organizado. ¡Qué gran revelación! ¡Cuánta sinceridad! Las palabras del panista -que lo mismo usa grupos de choque para enfrentar a vendedores ambulantes y compra boletos de primera fila para escuchar a Joan Manual Serrat– ocurren a casi un año de que el gobernador Miguel Barbosa Huerta ha denunciado públicamente la confabulación que existe entre la Secretaría de Seguridad Ciudadana municipal y otras autoridades para que los mercados municipales sean los centros de operación de las bandas de narcomenudistas y otros. Que Cruz Lepe reconozca la situación no ayuda en nada, es solo parte de la política de simulación del gobierno municipal. En lugar de proponer soluciones, anunciar un plan de limpieza en esos lugares o el trabajo conjunto para luchar contra la delincuencia, el monaguillo prefiere ver de lejitos los problemas. Y, bueno, su actitud nos lleva a recordarle que, como dijera su admirado Serrat, entre ellos y nosotros, hay algo personal.
