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viernes, noviembre 22, 2024

Aristóteles Belmont, el operador de Mier en Puebla

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Podríamos asegurar que políticamente es la generación de los advenedizos. Un caso en concreto es Aristóteles Belmont, quien fue impuesto por Bertha Luján y Mario Delgado para sustituir a Edgar Garmendia de los Santos. ¿El fin? Originalmente coordinar a Morena, pero en la realidad fue para armar un frente, desde ese partido, contra el gobernador morenista poblano.

Lo primero que hizo Belmont fue acordar con Claudia Rivera y su fracasado grupo de porristas que perdieron en el 2021 (situación que aún no han entendido).

Luego, Belmont le fue a decir a Alejandro Armenta que él es el bueno para la contienda en el 2024 y lo llamó para sumarse al antibarbosismo.

Posteriormente, se reunió con los “porros” de Jorge Méndez Spínola, su esposa Rosa Márquez Cabrera y su hijo David Méndez, para calentarles la cabeza contra el mandatario estatal. Los “Bejaranos” poblanos, ya sabemos, vendieron desde los ochenta su militancia de izquierda al viejo PRI: cuando eran perredistas, por ejemplo, Manuel Bartlett les regaló unas combis; en el gobierno de Zedillo consiguieron becas del gobierno federal a cambio de complicidad. Aunque no solo eso hay en su expediente, pues le arrebataron la llamada Casa del Pueblo al extinto Partido Comunista y se lo revendieron a la BUAP de Doger, en millones de pesos. De la imprenta Atlas, ya mejor ni hablamos.

Ya saben, la presunta izquierda.

Regresemos al caso Belmont.

El delegado de Morena, también se reunió con un oaxaqueño de nombre César Addi, para operar la campaña rumbo al 2024 a favor de Ignacio Mier.

Mier, como todos sabemos, es muy famoso porque históricamente es el primer líder de la bancada —con mayoría en San Lázaro— que pierde una de las reformas constitucionales más importantes para el presidente de México.  También es conocido porque su empresa periodística es investigada porque al parecer lavó 427 millones de pesos. Sin dejar pasar que defendió, públicamente, a un diputado federal acusado por abusar sexualmente de un menor de edad.

Belmont promete amor, lealtad y operación política con tal que se unan al frente antibarbosista. Al senador Armenta, por ejemplo, le dijo que toda la estructura de Morena lo apoyaría incondicionalmente, pero al informe del legislador solo le mandó 15 consejeros estatales.

Además, el propio Belmont ahora ya reclutó a otros dos de la picaresca poblana para atacar al gobernador Barbosa: Marcos Mazatle —un sindicalista y ex operador del PRI— y Ricardo Jiménez, un ex líder de una organización campesina llamada UNTA.

Aunado a todo ello, Belmont opera con Claudia Rivera y Rodrigo Abdala en la ex casa de campaña de Manuel Bartlett, que se ubica en la 7 poniente y 3 sur; ahí llegan colectivos de desaparecidos en Puebla, algunas organizaciones LGBTQ+. Ahí, les prometen el oro y el moro, a cambio de controlar Morena Puebla y atacar de cualquier forma y, a como dé lugar, a Miguel Barbosa.

Cuando se reúnen Aristóteles Belmont, César Addi, Claudia Rivera y el alicaído Rodrigo Abdala en las oficinas de la 7 poniente planean cada uno de los movimientos contra Barbosa. Por eso se llevó a cabo aquella foto de Rivera Vivanco levantando la mano de su “compañero” Mier Velazco en un acto celebrado ahí en la llamada Plaza de la Democracia, y por la que fue duramente criticada la exalcaldesa poblana.

No hay que olvidar que Claudia Rivera denunció al empleado de Ignacio Mier (Rueda) porque la chantajeó exigiendo cuatro millones de pesos mensuales, a cambio de criticar diariamente a Miguel Barbosa y el director de Cambio, también, le exigió que le contrataran las cámaras de seguridad para la ciudad de Puebla a Moisés Mier, sobrino de Nacho Mier y en caso de no hacerlo le harían una guerra sucia en Diario Cambio.

¿Qué busca Belmont?

Quedarse con la estructura de Morena, mantener el control territorial de ese partido y operar políticamente con el “General” Ignacio Mier.

Belmont es originario de Cuajimalpa, por cierto. Añora con regresar a esa localidad y hacer “Grilla de la grande”, pero es un pobre político que piensa que le puede enseñar a rezar el Padre Nuestro al arzobispo, hacer chiles a Hérdez o hacer túneles al Chapo Guzmán.

El fin de semana, coincidentemente, no estuvo en Puebla, empero, mandó a su gente a hacer el escándalo en el acto de apoyo a Claudia Sheinbaum. Todo lo que huela a antibarbosismo está encabezado por Belmont, Mier, Addi, Rivera y Abdala.

Mier, como ya sabemos, anda desesperado, sobre todo porque siguen las investigaciones contra su hijo, su socio y su empresa.  Ahora su gran aliado es Belmont. El enlace entre ambos es César Addi.

Si usted no entendía por qué Morena nunca opinó sobre la detención de Arturo Rueda, un escándalo que ha roto todos los límites de la relación entre la prensa y el poder, bueno, aquí la explicación.

Ah y si se pregunta qué hace ahí Alejandro Armenta, pues al parecer nada más se lo vacilaron porque el proyecto de Belmont es Ignacio Mier.

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