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viernes, noviembre 22, 2024

Esclavos con barrotes de oro

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Si la FIFA dejara de anteponer sus intereses comerciales a los deportivos, la Copa del Mundo se estaría realizando en este momento, como Dios manda y como siempre ha sido. Pero como diría el fantástico escritor español, Francisco de Quevedo: “poderoso caballero es don dinero”.  

Al órgano rector del futbol mundial no le bastó con otorgar la sede a un país donde se mancillan los derechos humanos como Qatar, sino que también movió la fecha, por el clima extremo durante el verano, para alterar el calendario de manera inmisericorde.  

Aunado a esto, a la CONCACAF y UEFA —que ya sabemos cómo se las gastan— se les ocurrió la “brillante” idea de comenzar una nueva edición de la Nations League, torneo hecho al vapor y que solo sirve para que los de pantalón largo se sigan llenando los bolsillos.  

La temporada 2021-2022, como cualquier otra, fue demandante y extenuante a más no poder para los principales actores del espectáculo: los futbolistas. Entre club y selección disputaron alrededor de 60 partidos de agosto a mayo y jugando cada tres días en la mayoría de los casos.  

Por poner un ejemplo: Karim Benzema, clave para que el Real Madrid conquistara la Supercopa de España, Liga y Champions League, terminó justito en lo físico la mejor temporada de su carrera a los 35 años. 

Tuvo que reportar con Francia apenas alzó la Orejona para los compromisos ante Dinamarca, Croacia, Austria y de nueva cuenta Croacia. Una barbaridad por donde se le vea.  

En la edición europea de la Nations League, entre el 1 y 14 de junio, selecciones como España, Francia, Inglaterra y Alemania tuvieron que disputar hasta cuatro partidos para terminar de sobrecargar de minutos y kilómetros a los jugadores.  

El bajo nivel en los juegos se debe, en buena medida, al desgaste físico y mental de los futbolistas, que con más ganas de irse de vacaciones y desconectar de la pelota, tuvieron que concentrarse con sus selecciones prácticamente 20 días.  

Está claro que no son robots y merecen descansar, como cualquier atleta de alto rendimiento tras participar en diferentes competencias. El tema pasa por decir “basta” y hacer valer sus derechos como cualquier trabajador.  

Hasta ahora esto no ha ocurrido, al gremio del futbolista le falta unión y compromiso. Por un lado, se quejan de la sobrecarga de partidos; por otro, agachan la cabeza en cuanto les ofrecen algún incentivo económico.  

Son esclavos en jaulas con barrotes de oro, incómodos por el encierro, pero no tanto como para encontrar las llaves y escapar. “Hasta el monstruo más feo tiene su encanto”, luego de un rato. 

A poco más de 150 días del Mundial, a los entrenadores de club y de selección preocupa y ocupa el estado físico de los futbolistas. Cada uno velando por sus intereses, habrá quien se cuide pensando en Qatar, otros lo darán todo en su liga buscando llenar el ojo y colarse en sus respectivas convocatorias. 

Si lo que se quiere a corto y mediano plazo es ver grandes partidos en Mundial, Eurocopa o Copa América, los calendarios se deben aligerar. Si lo que se quiere es tener más partidos para generar más ingresos, el camino ya está trazado. Por el bien del futbol, ojalá suceda la primero… soñar no cuesta nada.  

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