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jueves, noviembre 21, 2024

Alito y su indecente blindaje

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Aunque es necesaria y urgente, la salida de Alejandro Moreno Cárdenas de la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI no será una tarea sencilla. 

El dirigente con más derrotas en la historia del otrora partido de Estado —además en un tiempo récord de apenas dos años con 10 meses— se ha blindado para que, junto con sus incondicionales, se atrinchere y no haya manera estatutaria de echarlo del vetusto edificio de la Avenida Insurgente Norte en la Ciudad de México. 

Por eso se ha envalentonado el campechano procaz y ha salido a decir que “no se raja” y que no renunciará, luego del llamado de algunos notables, la mayoría exdirigentes, que han convocado a revisar la crisis que atraviesa el Revolucionario Institucional (PRI). 

El pasado 2 de junio, a unas horas de la cita con las urnas en seis estados, en donde en todos perdió el tricolor y apenas rescató, como rémora del Partido Acción Nacional (PAN), triunfos en Aguascalientes y Durango, el llamado Alito convocó de manera extraordinaria al Consejo Político Nacional. 

Sustituyó algunos consejeros, de modo tal que dejó en los 160 lugares de ese órgano solamente a sus incondicionales. 

A ello hay que sumar que, en las dirigencias estatales, como en el caso de Puebla con Néstor Camarillo Medina, están sus más fieles, aquellos que sin reflexión lo defienden y lo arropan. 

Igual ocurre en cada cargo del CEN y de otros organismos del tricolor, en donde están diputados federales plurinominales o personajes, hombres y mujeres, que todo le deben al ex gobernador de Campeche. 

En una carta, este viernes, priístas históricos como Beatriz Elena Paredes Rangel, Manlio Fabio Beltrones Rivera, César Camacho Quiroz y otros, llamaron a una reunión con el fallido presidente del CEN. 

También en una dura advertencia, la ex gobernadora de Yucatán, Dulce María Sauri Riancho, ex presidenta del PRI, reflexionó sobre la autocrítica urgente. 

“El PRI tiene que pedir perdón. Tiene que ofrecerle un perdón a la sociedad mexicana, tiene que decirle a la sociedad, ofrecer una gran disculpa política por los errores cometidos, y los errores cometidos a partir de que la sociedad recuperó o restauró la confianza en el PRI en el 2012”, dijo en entrevista con el diario Reforma. 

Alito Moreno, sobre quien además pesan acusaciones de delitos graves, como lavado de dinero, por los que puede terminar en la cárcel, fue elegido para el periodo 2019-2023. 

El próximo año habrá elecciones para gobernador en el Estado de México, en donde la derrota del tricolor está ya cantada y se sumará a las 12 gubernaturas que Alito ha perdido en su periodo como presidente, y Coahuila, su último reducto. 

Muchos exigen su salida. Ésta es urgente, dicen y proclaman los priístas reflexivos y pensantes. 

Pero se ve difícil, porque para la renuncia, Rafael Alejandro requiere principalmente decencia personal y política.  

Esa no la tienen ni él ni sus incondicionales. 

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