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viernes, noviembre 22, 2024

Atole con el dedo

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Empieza la última etapa hacia Qatar y no podía ser de otra forma que como empezó: sangrando para mí o sacándole beneficios económicos a toda la gente que vive en Estados Unidos, mexicanos en su mayoría, que pagan lo que sea por oler un pedazo de nuestro país. Serán alrededor de seis a ocho juegos previos a su primer enfrentamiento mundialista; por lo tanto, harán caja las mismas veces. Ya se cumplió la primera, ante una selección llamada Nigeria, que ni en el color de su camiseta se parecía a lo que es Nigeria, en calidad, nombre e importancia de sus componentes. 

De la numerosa delegación mexicana que hizo frente a este negocio-juego-añoranza-búsqueda, o el motivo banal que ustedes le quieran poner, por supuesto que algunos serán los exigidos, sumados a los que por diferentes motivos no acudieron. 

Por un momento y después de la eliminatoria, en la cual México no demostró una base de juego y que en esta recta final podía afinar detalles. A mi juicio, me doy cuenta de que en este primer juego no se avanzó nada, pan con lo mismo, 4-3-3 que en nada ayuda a manifestar las cualidades y características del futbolista mexicano: se tapan sus virtudes y afloran sus carencias. El técnico sigue empeñado en sobreponer su idea, misma que no se adapta a lo poco o mucho bueno que tiene el mexicano. 

Todo esto da como resultante un equipo nacional sin estilo. 

Me voy a quitar de la cabeza la nacionalidad del técnico en turno y la supuesta versión (mi versión) del desconocimiento del medio. El Pachuca, con Almada, argentino, en dos equipos que tiene en la Liga MX, supo darse cuenta del dinamismo, disciplina táctica, atrevimiento, solo por mencionar algunas, por lo que Santos y Pachuca juegan y jugaron con un estilo propio de México. 

Hagan el ejercicio, con el Pachuca, por tenerlo más cercano, quiten a los extranjeros, un portero, un defensa, dos medía puntas y un centro delantero. Ahora, entre la lista que está jugando en Estados Unidos, más los no convocados, substituyan los extranjeros con nombres de mexicanos, en un 4-2-3-1 y que estos hagan las funciones dentro del campo, igual que las que hacen los jugadores de Pachuca.  

El éxito de este entrenador es que su idea pasa a segundo término y se adapta al grueso del grupo. Después la exigencia de cumplir las tareas, no negocia con nadie a sabiendas que todos están capacitados para cumplirlas. Para muestra un botón: sus contenciones son dos jóvenes canteranos y ellos llevan el equilibrio del equipo, a la defensiva tapan espacios de sus laterales que van al ataque, dándose tiempo, uno de los dos, de pisar el área enemiga.  

Por el dinamismo que tienen, al perder la pelota, no reculan y son los primeros en presionar para la recuperación. Todo lo anterior sin haber sido campeones, pero si fueron los mejores durante 17 fechas, porque siempre demostraron un estilo de juego, apegado al 100 a las características positivas ya mencionadas del futbolista mexicano. 

De junio a finales de octubre, lo de Nigeria se repetirá de seis a ocho veces; en algunas, aflorará alguna individualidad de las muchas que se tienen y se podrán ver mejores, pero en general se hablará de la jugada de Lozano o el desborde de Corona o el remate de Jiménez, todo de forma individual en un deporte que es colectivo. 

Como distracción, tendremos una liga de junio a septiembre, tres meses de liga y después la liguilla. También tendremos, a partir de la tercera semana de junio, el consomé de hospital: sin sabor y sin color, por no tener pirámide con aspiraciones grupales, llamada liga de expansión, que a mí me gusta mucho, porque le encontré otros valores muy añejos y olvidados que tiene este deporte. 

De esta forma será el segundo semestre del 2022, obvio, en mi opinión. Me encantaría que me dieran con un periódico mojado en plena cara y que todo lo anterior no se diera, pero el título de este escrito, no veo como pueda cambiar. 

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