Como delegado de Morena en Durango, Ignacio Mier Velazco tendría que estar concentrado en salvar a la morenista Marina Vitela, quien está cuatro puntos debajo del priista Esteban Villegas, al decir de Alejandro Moreno, Consultor/Director de Encuestas y Estudios de Opinión de El Financiero, quien ha sido señalado por Arturo Rueda, socio de Nacho en Cambio, como el mejor encuestador del país.
La más reciente encuesta de Moreno habla de que el candidato de la coalición “Va por Durango”, que aglutina al PRI, PAN y PRD, tiene 46 puntos de intención de voto, contra 42 de la abanderada de ‘Juntos Haremos Historia’, conformada por Morena, PT y PVEM.
La concentración en este momento es vital para el también líder de la bancada de Morena en San Lázaro, pues una derrota en Durango en su calidad de delegado sería terrible.
Viene de hecho de una: la fallida operación en el caso de la Reforma Eléctrica.
Y vienen otras dos: las previsibles derrotas de las reformas electoral y de la Guardia Nacional.
En lugar de estar en lo suyo, Nacho Mier cayó en el juego de Rueda en el sentido de lucrar con la ejecución de la abogada y activista Ceci Monzón.
¿Había necesidad de eso?
Es claro que no.
Utilizar la muerte de Ceci para desviar la atención sobre el caso de lavado de dinero, y las denuncias de extorsión en las que está involucrado su socio, sólo le meten más ruido a la escandalosa trama.
Mier Velazco tendría que deslindarse de Rueda —sin abandonar la amistad que tienen desde hace años—, y dejar de justificar o solapar un delito clarísimo que todos hemos visto en un video en el que aparecen el propio Rueda y Jorge Estefan Chidiac (el acusador).
Sus palabras de que el delito “no se consumó” están muy lejos de la honestidad valiente de la 4T y del no mentir, no robar, no traicionar.
Y muy lejos también de lo que establece el artículo 292 bis, del Código Penal (en la entidad), vigente en la época de la presunta extorsión, tipo penal por el que fue denunciado y detenido Arturo Rueda:
“Comete el delito de extorsión el que con ánimo de conseguir un lucro o provecho, amenazare a otro por cualquier medio con la finalidad de causar daños morales, físicos o patrimoniales, que afecten al amenazado o a persona física o jurídica con quien estuviere relacionado de cualquier orden que lo determinen a protegerlos”.
La justificación de Nacho Mier en el sentido de que no se consumó el delito —por el hecho de que Estefan no le dio los diez millones de pesos a Rueda— hablan mal de quien combate desde San Lázaro los actos de corrupción.
Basta con que exista el ánimo de obtener un lucro, por parte del sujeto activo —por medio de amenazas de cualquier índole encaminadas a ocasionar un daño a la persona—, para que se configure la comisión de dicho ilícito.
Ya negoció con Moreno Valle y Gali el no ejercicio de la acción penal en contra de su socio.
Ya lucró con la muerte de Ceci.
Ya defendió la presunta extorsión.
Ahora mismo busca sacar a Rueda de la cárcel haciendo uso de su cercanía con el presidente López Obrador y de su carácter de líder de la bancada de Morena.
¿Hasta dónde llegará en esta aventura?
Son dudas que matan.
Y hieden.
