18.8 C
Puebla
viernes, mayo 23, 2025

Ingrid Arteaga busca ser jueza de distrito en Puebla

Más leídas

Ingrid Jornada Arteaga Hughes no es una cara nueva en los pasillos del Poder Judicial de la Federación. Lleva 15 años respirando la densidad de los expedientes, aprendiendo desde la base, hasta construir sentencias como secretaria de juzgado.

Hoy, su nombre suena en las calles: es candidata a jueza de distrito en materia de amparo civil, administrativo y de juicios federales en Puebla, y su postulación no solo destaca por su experiencia, sino por su interés en la justicia.

“Nos alejamos de la sociedad”, reconoce con franqueza en entrevista para Hipócrita Lector. Y agrega: “la justicia se volvió elitista, como si sólo fuera para unos cuantos. Eso tiene que cambiar”.

Ingrid asegura que no es política ni promete obras o programas sociales. En su lugar, ofrece algo que en tiempos de desconfianza institucional resulta revolucionario: honestidad, empatía, lenguaje claro y compromiso con las personas. 

“No tenemos recursos, no somos políticos, pero sí podemos comprometernos a que la justicia sea más cercana, más comprensible y verdaderamente útil para la gente”.

Explicó que el cargo que busca implica una de las funciones más técnicas del sistema judicial mexicano: ser juez de amparo, esa figura que, según dice, tiene “prácticamente superpoderes”. Y no exagera.

“El juicio de amparo no es un juicio común. Aquí no se trata de que alguien te deba dinero y lo cobres. Es un juicio extraordinario donde tú enfrentas a una autoridad porque sientes que tus derechos humanos fueron violados. Cuando entiendes eso, dices: ‘guau’, este juicio protege a la gente contra el poder”, explicó.

Con una claridad poco común en el gremio, pone ejemplos tangibles: una mujer a la que un juez local le fija una pensión alimenticia injusta, alguien que se queda sin agua potable sin explicación, o un trabajador que espera años por una resolución laboral. Todos esos casos pueden ser revisados por un juez federal de amparo y eso, dice, transforma vidas.

Trayectoria probada 

La historia de Ingrid es una que se construye desde abajo. Comenzó como meritoria, haciendo lo más básico: sellar documentos, acomodar expedientes, aprender a observar. Luego fue oficial, actuaria —llevando notificaciones judiciales— y posteriormente secretaria de juzgado, donde diseña proyectos de sentencia.

Cada ascenso ha sido por mérito, mediante exámenes de oposición, en un sistema que muchas veces se ve opacado por el amiguismo o las influencias, pero que ella reivindicó desde la experiencia propia. 

Participó como finalista en un examen anterior para jueza de distrito y ahora, en el contexto de la primera Reforma Judicial que busca transparentar el acceso a estos cargos a través del voto ciudadano, decidió intentarlo de nuevo. 

Consciente del escepticismo que existe hacia el Poder Judicial, Ingrid propuso lo que llamó “una jornada de puertas abiertas”: espacios donde las personas puedan ser escuchadas directamente, sin burocracia de por medio.

Su idea de justicia, externó, también implica romper con el lenguaje enredado y excluyente de muchas sentencias. 

“Muchos ciudadanos me dicen que ni siquiera entienden lo que resolvió el juez. Tenemos que dictar resoluciones con un lenguaje claro, accesible”

En su formación académica tiene un interés genuino por los sectores históricamente desprotegidos. Además de contar con una especialidad en derecho constitucional y amparo, así como una maestría en derecho público, tiene cursos y diplomados en temas como infancia, género, personas con discapacidad, adicciones, entre otros, tomados desde la Escuela de Formación Judicial: “toda mi carrera la he hecho en el Poder Judicial de la Federación”.

Arteaga narró que vivió una campaña sin precedentes, especialmente por las condiciones restrictivas impuestas: sin financiamiento, publicidad o eventos masivos y con la única herramienta de las redes sociales y el contacto directo.

No fue sencillo para alguien acostumbrada a escribir sentencias, pasar a exponerse públicamente, abrir sus redes y enfrentar los comentarios sin filtro, pero reconoció que fue liberador y la hizo acercarse aún más con la gente.

Ingrid compite por una de las dos vacantes para jueces del distrito judicial número dos, que abarca el sur del estado de Puebla. Sabe que no será fácil, pues son otras tres personas las que aspiran al cargo, pero externa que se siente fortalecida. 

Confía en que el recién creado Tribunal de Disciplina permitirá vigilar mejor la actuación de los juzgadores y que la justicia será más ágil: “Hice lo que pude con las herramientas que tenía, espero haber llegado a la conciencia de las personas”.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img