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martes, abril 22, 2025

Siempre hay una raíz

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Y me tengo que remontar al año 64 o 65, no más adelante. Mi Papá, como los actos que hacemos los papás, me lo inculco como el padre nuestro. Tenía para esos años 2 acciones de 20 que lo acreditaban parte de una directiva del equipo Puebla. Como cabeza el Sr. Joaquín Díaz, alguno más importante que el resto de accionistas: mi papá, el Sr. Dura, el Sr. Ablanedo entre otros. No había más y en el estadio Zaragoza, cada domingo en el palco 103 era el lugar de reuniones para ver al Puebla luchar por el ascenso. Después, el siguiente fin de semana, ir a Orizaba, Poza Rica, La Piedad, etc., a ver a nuestro equipo jugar. No pasaron muchos años y al ser sede de la olimpiada del 68 y en construcción el estadio Cuauhtémoc, se hizo un cuadrangular en el 67 para ascender a primera división. El Puebla fue invitado y se ganó el derecho, en el estadio de Ciudad Universitaria venciendo al Naucalpan. Yo estuve en la tribuna junto a mi Papá.
Así se dio mis inicios de Amor por este equipo y aún no cumplía los 10 años. Ahora toso, los domingos estaba en el Cuauhtémoc sentado con mi Papá y muchas veces solo viendo al equipo en primera división. Cuando iba solo, primera misa en San Sebastián y después como a las 9 am tomar en reforma y 17 sur el camión blanco que me llevaba directo al estadio. Hasta ese momento hasta el 78, 79, mi vida siempre giro y gira alrededor del equipo. Trate de ser futbolista y participe un año entrenando en el equipo bajo el mando de Leonel Urbina y el Sr. Lapuente, siendo el dueño el Sr. Suárez. En verdad que mi padre me lo inculcó, pero le falto amueblar mi cabeza y mi poca disciplina no me dio para debutar. Para esto ya estaba a punto de terminar preparatoria. Mi salida fue dura, de cambiarme en los vestidores del Cuauhtémoc, me mandaron a un campo de tierra, que ahora es el campo de Pericos y por las tardes. Muchos jóvenes llegaron al primer equipo, Tito Rosete y Carlos Sánchez entre ellos; yo no, pero seguía con mi raíz de aficionado a muerte del Puebla. Entre & universidades y mi vida de joven estudiante seguí mi vida, pero siempre con la prioridad del fútbol. En el 94 estudié, ya casado y con 3 hijos, par técnico en el ENDIT de la Ciudad de México. Seguía con la idea de pertenecer a la mal llamada familia del fútbol. Me gradué con honores, tuve un equipo de tercera división en Atlixco, Los Superiores de Atlixco y en el año 98, estando en el mundial de Francia, Paco Bernat nos dice que acaban de comprar el Puebla y me invita a su organización en un plan de fuerzas básicas. Entró el 31 de octubre del 98, siendo el director de las mismas el Sr. Moscoso.
Dos descensos tuvimos. Uno se limpió con la compra de los Curtidores, pero el segundo lo tuvimos que jugar en el descenso. Después de perder una final en el 2006 contra Querétaro, el Sr. Bernat me da el primer equipo, en el ascenso y el único objetivo era no bajar a segunda B.Así empieza mi carrera de técnico formal. El resto es sabido. El primer torneo, mayo del 2007, se logra el ascenso, 4 salidas y las mismas entradas al Puebla, un equipo en primera división, dos en el ascenso, 2 equipos en EE. UU., comentarista en ESPN, TDN, FOX y ahora rector de la Universidad del Deporte del Estado de Puebla. Así se van 60 años de mi vida con mi franja querida. Tengo mi nombre y apellido, pero siempre la relación estrecha con el Puebla y esto me llevo a mil caminos. Nadie me deja de relacionar con el Puebla, mi tercer apellido. La vida sigue, el estado de Puebla crece, los planes para tal los escucho todos los días de los que hacen y trabajan para esto, no me los cuentan, los vivo y los escucho; tengo el derecho y el conocimiento para opinar y sacar soluciones a lo que se vive. De mi raíz, paso a la raíz de los propietarios del equipo, todos poblanos o con ascendencia Poblana, todos menos uno, el de ahora, dueño de una gran cadena de TV entre muchos negocios, pero nada que ver con el estado de Puebla. Propietario de la franquicia o título de propiedad, con la agravante que ese título lleva el nombre de Puebla y este no le pertenece, sin haber hecho nada para honrar el nombre de su título de propiedad: PUEBLA, ni en lo deportivo, ni en lo social, ni en lo carismático. El hace usufructo de un nombre con casi 500 años de existir y lo pone como actor en su TV. Él saca un comodato del estadio Cuauhtémoc para darle un escenario a su actor, él no piensa en la responsabilidad social que tiene y que debe de apoyar a cambio de usar el nombre que no es suyo. Entonces, si no tiene ese pensamiento, si está afectando “su título de propiedad privada”, si afecta una historia de 81 años, si no entiende y no se une al pensar de 6 millones de poblanos con el único fin de su negocio, cumple con todos los gravámenes para que esta propiedad que lleva el nombre de PUEBLA, le deje de pertenecer. El estado le da, le apoya y él no hace nada para sumarse al trabajo del estado. El equipo está enfermo, el estado no, el enfermo no tiene para cuándo curarse, el negocio con el nombre es su único motivo.En este nuevo Estado Federado, con mil y un cambios y con mil y un problemas, el equipo Puebla viene a ser parte de los cambios y de los problemas. Llegó el momento que alguien se lo diga y darle respeto al nombre, a la sociedad y a la historia.

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