El mercado de divisas, también conocido como Forex (Foreing Exchange) es el mercado financiero más grande del mundo y quizá el más líquido que hay en el sistema financiero global.
El comportamiento de las divisas es fundamental, tanto para las economías avanzadas como para las economías emergentes, al ser el valor de la moneda una variable macroeconómica de gran importancia para el equilibrio de sus finanzas.
Al mercado de divisas concurren principalmente los bancos centrales, entendiendo a estos como los agentes financieros que de los gobiernos, la banca comercial y otras instituciones financieras, con el fin de facilitar el comercio internacional y las inversiones en distintas partes del mundo.
Las monedas mayormente operadas en el mercado de divisas son el dólar americano (USD) y el euro (EUR), seguidos de la libra esterlina (GBP), del franco suizo (CHF), el yen japonés (YEN) el dólar hongkonés (HKD), el dólar canadiense (CAD) el yuan chino (CNY), el dólar australiano (AUD), el real brasileño (BRL), el rublo ruso (RUB) y el peso mexicano (MXN); y en menor medida, la corona sueca (SEK), la corona noruega (NOK), la corona danesa (DKK), la rupia hindú (INR) y la lira turca (TRY).
El mercado de divisas es un mercado OTC (Over The Counter), no estandarizado y sin un lugar físico, siendo totalmente electrónico mediante un sinnúmero de plataformas.
El mercado de divisas es continuo, al estar abierto 24 horas del día, desde el domingo a las 22:00 horas en que abre la sesión en Sidney, pasando por las sesiones de Tokio y Londres, hasta las 22:00 del viernes en que cierra la sesión en New York, existiendo en todo momento actividad financiera en alguna parte del mundo debido a los husos horarios.
La importancia para las empresas del mercado de divisas, reside en que les permite conseguir con seguridad y confiablidad los servicios de adquisición y transferencia para pagar importaciones, o bien la recepción de moneda extranjera producto de exportaciones realizadas.
Adicionalmente, a través del mercado de divisas, se logra la administración de riesgos cambiarios, mediante una serie de instrumentos financieros conocidos como derivados, los cuales permiten establecer planes de cobertura que dan certeza sobre los costos futuros de los pagos a realizar con moneda extranjera.
En México fue hasta 1995 cuando el gobierno adoptó la sana política de no intervenir para controlar el mercado cambiario y el valor de nuestra moneda, el peso mexicano, respecto del dólar americano está siendo determinado desde entonces por la oferta y la demanda en el mercado internacional de divisas, lo que ha eliminado las abruptas y traumáticas devaluaciones que vivimos en el pasado y ahora en su lugar, lo que vemos es que nuestra moneda tiene momentos de apreciación y momentos de depreciación, dentro de rangos de fluctuación razonables que permiten el constante flujos de divisas hacia dentro y hacia afuera del país con toda libertad, sin afectar las Reservas Internacionales en dólares americanos, en poder de nuestro banco central, Banco de México, que se han mantenido estables y en ascenso por décadas, fijando constantemente récords históricos.