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jueves, abril 25, 2024

Vende caro tu amor… aventurera

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Dice Néstor Camarillo —presunto— líder del PRI poblano que, si al PAN le toca la candidatura a la gubernatura, al expartidazo le corresponde abanderar la lucha por la alcaldía poblana para que se configure la alianza opositora PRI-AN (el PRD ya no se menciona porque es pérdida de tiempo). 

Todo eso estaría bien, si y sólo si el Revolucionario Institucional fuera altamente competitivo. Situación que hoy por hoy no es así y menos en Puebla. Además, los aspirantes por Morena: Ignacio Mier y Alejandro Armenta ya se llevaron a la mayoría de los militantes. 

Néstor Camarillo también le reclamó a Nacho Mier que ya no se llevara más de sus seguidores para sus actos públicos. Mi interés no es defender a Mier, pero qué ridículo se lee a un (presunto) presidente de un partido exigiendo que no le roben a sus priistas.  

Además, Néstor Camarillo, a decir de algunos panistas consultados, ha generado más desconfianza porque se ha ido a ofrecer cual “dama de las camelias” al gobierno estatal más que buscar una relación institucional y de respeto.  

El PRI en este momento quiere jugar al fiel de la balanza. En el papel está aliado con los panistas, pero en la realidad quiere bailar un buen tango con el gobierno de Morena. 

¿Cuánto vale el PRI en Puebla? 

Un siete por ciento. 

Para Acción Nacional es importante porque la fuerza de Morena es muy alta a nivel nacional y la imagen de AMLO, quieran o no, aún pesa en el electorado. La oposición en todo el país aún no ha construido liderazgos, no han salido de su marasmo en el que cayeron después de la derrota del 2018. 

Morena no necesita como tal ese siete por ciento de votos, sin embargo, tenerlos en la bolsa es asegurar que Eduardo Rivera no llegue a Casa Aguayo, puesto que es en el caso concreto de esta entidad el más competitivo por la oposición.   

El problema de las locuaces afirmaciones de Camarillo es que las dice no por defender a su partido y pelear su territorio sino porque él quiere ser el candidato por la Angelópolis.  

Ya lo dijo, también, el panista Eduardo Alcántara: “Puebla no gira alrededor de Quecholac”. 

Si el PRI representa un siete por ciento, Camarillo bajaría los números a un triste cinco por ciento. 

¿Quién de los priistas que no apoye a Mier o a Armenta aún podría dar la pelea? 

Bueno, ahí está Blanca Alcalá, Lucero Saldaña o Jorge Estefan Chidiac. Lo único es que no sabemos si ellos quisieran porque el riesgo de perder es muy alto y el problema para Eduardo Rivera es que si manda un mal candidato a la alcaldía esto le repercutirá ya que el interior del estado se puede ver pintado de los colores de Morena. 

 Es decir, si envían al —aparente— líder priista, muchos de ese partido se evitarían la molestia de perder y lo hundirían a él, pero acarrearía la derrota en distritos y se pondría en riesgo a las diputaciones locales. 

Además, ante la actitud doblegada del priismo ante el gobierno del estado, no se sabe a ciencia cierta qué papel jugaría el PRI en las elecciones del 2024.   

Qué terrible encrucijada para el panismo: necesitan del priismo, aunque saben que solo vale siete puntos, de no hacerlo, Morena puede repetir en la entidad. Sin duda, les toca bailar con la más fea y borracha de la fiesta. 

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