👀 HAY UN DEBATE EN ESTE PAÍS: o todo fue un montaje o todo pinta para ser un campo de exterminio. La referencia es obvia: el rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco. Los inefables Noroña y Fabrizio Mejía acusan a las Madres Buscadoras de hacer un montaje. Es decir: las acusan de mentirosas. Y otro grupo se decanta por la segunda opción.
🦾 OMAR GARCÍA HARFUCH, secretario de Seguridad Pública, admite que un paria denominado comandante Lastra reclutó, torturó y mató a un número no determinado de personas en el citado rancho, pero niega que el mismo haya sido un “campo de exterminio”, en el sentido Auschwitz de la expresión, que tuvo como terrible arquitecto al comandante Rudolf Höss.
👳🏼 EXTERMINAR ES UN VERBO TRANSITIVO que tiene dos acepciones: “Acabar del todo con algo” y “matar o eliminar por completo de un lugar un conjunto de seres vivos”. Ahí podría estar la clave. Por cierto: los responsables directos de lo que haya sucedido en el rancho Izaguirre son el exgobernador Enrique Alfaro —que ahora quiere ser el director técnico de las Chivas de Guadalajara— y el fiscal que tuvo en los años oscuros de Teuchitlán. Ésa es la narrativa más fuerte en esta trama de desaparecidos, torturados y asesinados.
🧌 TEUCHITLÁN NO ES EL AYOTZINAPA del gobierno federal, una vez que todo ocurrió en el ámbito de un estado gobernado, por cierto, por un partido distinto a Morena. Alfaro y su fiscal fueron omisos o cómplices. O las dos cosas. Y en esa oscuridad hay cosas muy desagradables.
🥷 HIELA LA SANGRE CONOCER la historia del comandante Lastra (el Rudolf Höss de por aquí cerquita). Y es que es el clásico personaje que un día dijo que iba a la tienda a comprar unos cigarros, y no regresó jamás. Sus familiares denunciaron la desaparición y así fue boletinado: en calidad de desaparecido. Pero la realidad —que a veces es una perra rabiosa— dio un vuelco brutal: el comandante Lastra no estaba muerto, andaba en la parranda del crimen organizado.
🧟 COORDINAR LOS CRÍMENES del rancho Izaguirre fue el equivalente de participar en una orgía de sangre y terror. Y el “desaparecido” era quien reclutaba sicarios, los entrenaba, los torturaba y, a veces, los mataba. U ordenaba a otros que lo hicieran.