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jueves, abril 18, 2024

Ante la Historia

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No es un Presidente más, ni hizo lo que pudo Hizo lo que quiso y hará aún más, aún sin ser Presidente. 

Por eso, Andrés Manuel quiere entregar la Presidencia mediante un proceso que sea original, que en nada repita historias que, en su óptica, han sido nefastas para el país. 

También quiere seguir asesorando a los que siguen. Es necesario para el proyecto y, en sus palabras, el “pueblo bueno” así lo quiere. 

En ese escenario, hay tres indicadores que podrían guiar sus decisiones. 

Primero, asegurar un triunfo arrollador en el que su partido y alianza electoral obtengan más votos de los que él obtuvo. Recuerde que su votación hasta ahora ha sido la mayor en la historia electoral de nuestro país. 

Segundo, dejar bien cimentado y asegurado ante la historia su periodo presidencial como el inicio poderoso de una etapa política de larga duración.  

Ha sepultado al PRI, destino de su venganza personal, porque siempre le impidió el paso en su doloroso camino político. Nada impediría que Morena se quede muchos años más, que el odioso, corrupto y vergonzoso longevo tricolor, donde algunos años se formó y aprendió a repudiar las cosas malas. Esos genes políticos ni se olvidan, ni se dejan. 

Tampoco se quedará con las ganas: las modificaciones Legales y Constitucionales que no pudo realizar las dejará iniciadas, y a cargo de aliados más poderosos, valientes y leales que los que hoy tiene en el Congreso de la Unión. No olvidará esos pendientes que trae cargando con cierta deshonra y que marcan, en algún sentido, su incapacidad legal; evidencian un mínimo de debilidad; y limitan la Transformación que ha propuesto a los mexicanos y mexicanas. 

Tercero, asegurar las condiciones para que avance su proyecto de Cuarta Transformación, que debe tener la trascendencia que tuvieron los tres anteriores: La independencia, La Reforma y la Revolución. 

Para ello, necesita que aún con otro Presidente controle el Proceso del Constituyente Permanente, requisito para aprobar modificaciones a la Constitución General de Los Estados Unidos Mexicanos. 

Por eso, AMLO necesita ganar además de la Presidencia de la República y 9 gobernaturas, la mayoría calificada en las Cámaras de Diputados y Senadores del Congreso de la Unión, y en los 30 Congresos Estatales, que también forman parte de la Elección del 2024, lo mismo en los mil 580 ayuntamientos, 16 alcaldías y 24 juntas municipales que en 25 estados serán renovados. 

Y es que al Presidente le faltó tiempo y, claro está, congresistas inteligentes, fieles a la Patria, que no supieron ni entender sus propósitos de corrección del rumbo y tuvieron miedo de garantizar avances substanciales en la democracia nacional. 

Asegurar que Morena y su alianza electoral tengan el control en la mayoría de gobiernos estatales, sus Congresos, Ayuntamientos y el Congreso de la Unión sería algo inédito. Y el Presidente quiere eso precisamente, que su registro sea magno, poderoso y eficiente para su proyecto de Transformación, del cual no se separará a pesar de que deje de ser Presidente, porque todo indica que seguirá en la sombra dirigiendo al país, como lo hicieron el nefasto Calles, su admirado Lázaro Cárdenas, su odiado Carlos Salinas de Gortari, a quien por cierto substituiría en esta figura nada legal, pero sí efectiva en la conducción a trasmano del país. 

Y no está perdido. Lo logrará. De ahí las prisas, por adelantar, al interior de su partido la selección de candidatos, todos, empezando por quien será, aparentemente y solo al día de hoy, su candidata a la Presidencia. 

No está resistiendo la tentación de apuntalar su 4T y registrar en la historia política nacional a la primera mujer Presidenta de la República. Necesita reorganizar a las tribus morenistas, casualmente, al día de hoy, su principal riesgo y desea que en el futuro las incertidumbres, las confusiones y los temores hayan sido energía para que, como dijera el general Emiliano Zapata, “el que no tenga miedo, que firme”. 

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