La situación económica y financiera en la cual se encuentra inmerso el país, obliga a que todos incorporemos en nuestro lenguaje cotidiano el concepto de “administración financiera” independientemente de cual sea nuestra situación económica en particular.
Quizá muchos de nosotros nos sorprendemos cuando alguien habla de administración financiera, porque nos parece que el uso de tal concepto corresponde casi exclusivamente a personas versadas en el tema; sin embargo, este argumento no es real desde el punto y hora en que todos manejamos dinero (finanzas) y todos decidimos la forma en que lo usamos (administración), por lo que de hecho, todos y cada uno de nosotros somos un administrador de finanzas en potencia que constantemente está planeando el uso de sus ingresos, el tratamiento de sus deudas y las expectativas de crecimiento en su economía personal.
Para desarrollar nuestra capacidad de administración financiera adecuadamente en nuestra economía personal, debemos primero jerarquizar y determinar tanto las alternativas de gasto como de inversión, entendiendo al gasto como el uso de dinero para obtener un beneficio inmediato y a la inversión como uso de dinero para obtener un beneficio a futuro.
Posteriormente debemos establecer un sano equilibrio entre los ingresos que obtenemos y el uso que hagamos del crédito así como su costo, para así estar en condiciones de determinar nuestra capacidad de ahorro, una vez satisfechas nuestras necesidades de gasto.
Si logramos tener de manera regular un excedente que podamos determinar al ahorro, o bien si ya tenemos una cantidad ahorrada, debemos pensar entonces que alternativas de inversión existen, y las consideraciones para tomar una decisión de inversión se resumen en:
* La cantidad que pretendo invertir, y aquí vale aclarar que no hay monto pequeño, hay opciones de inversión para casi cualquier monto.
* El plazo o plazos en los que requiero disponibilidad de mis fondos invertidos, ya sea parcial o totalmente.
* El rendimiento que espero obtener por mi inversión y el riesgo que estoy dispuesto a correr para lograrlo, entendiendo que “a mayor rendimiento esperado, mayor riesgo asumido”.
En cuanto a las alternativas de inversión aquí hay algunas de las más conocidas:
Joyas y obras de arte
Se requiere un monto de inversión elevado, son inversiones no reguladas y su atractivo reside en la plusvalía que cobran a través del tiempo, su disponibilidad es muy baja, el plazo de inversión es en general muy largo, el rendimiento esperado es inexacto y el riesgo es en sí bajo, salvo que el inversor sea víctima de un siniestro o un robo.
Bienes raíces
Se requiere un monto de inversión muy elevado, son inversiones no reguladas y su atractivo reside en la plusvalía que cobran a través del tiempo, su disponibilidad es baja, el plazo de inversión es de medio a largo, el rendimiento esperado es difícil de cuantificar y el riesgo es relativamente bajo.
Inversiones bancarias, CETES y otros instrumentos de deuda
No se requiere un elevado monto de inversión y son inversiones reguladas, su disponibilidad y rendimiento se conoce y se define al momento de realizar la inversión, y el riesgo es, en términos generales, muy bajo.
Sociedades de Inversión
No se requiere un elevado monto de inversión y son inversiones reguladas, su disponibilidad es casi inmediata, 48 horas, pero el rendimiento, aunque se puede estimar, sólo se conoce cuando se liquida la inversión, parcial o totalmente; en cuanto al riesgo, hay de diferentes niveles desde alto hasta muy bajo, dependiendo del nivel de riesgo que se quiera correr y el rendimiento que se estima obtener.
Acciones cotizadas en Bolsas de Valores
Son inversiones reguladas, se requiere un elevado monto de inversión y que los recursos representen un excedente no exigible en el corto plazo, ya que aunque su disponibilidad es casi inmediata, 48 horas, es posible incurrir en pérdida de capital, toda vez que el rendimiento reside principalmente en la diferencia del precio al que se compra la acción, respecto del precio al que se vende. En cuanto al riesgo, este es alto puesto que al comprar acciones de una empresa adquirimos la calidad de socios de la misma y quedamos a expensas de su potencial para generar utilidades en el futuro, lo cual es variable por un sinnúmero de factores, tanto ponderables como imponderables que su descripción requiere un capítulo aparte.
Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES)
No existe un monto mínimo de inversión y son inversiones reguladas, su disponibilidad es alta en lo que respecta al “ahorro voluntario”, o sea los recursos que el trabajador ingresa a la AFORE independientemente de las aportaciones que hace vía nómina, el rendimiento estimado es por lo general moderadamente mayor al que se obtiene en las inversiones bancarias y los instrumentos de deuda, incluyendo los CETES, y el riesgo es mínimo.