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lunes, abril 7, 2025

Trump desata guerra comercial global

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La imposición de aranceles del 34% a las importaciones chinas anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 2 de abril, marcó el inicio formal de una nueva guerra comercial global.

La medida, presentada como una “declaración de independencia económica” para el país, dio un giro radical en su política económica exterior, que ha provocado reacciones en cadena desde Pekín hasta Bruselas, pasando por América Latina y los mercados financieros internacionales.

China fue el primer país en responder con contundencia, imponiendo también un arancel del 34% a todas las importaciones estadounidenses, además de anunciar restricciones a minerales clave como el galio y el germanio, esenciales para la industria tecnológica. El gobierno chino acusó a EE.UU. de romper unilateralmente el orden comercial internacional y colocó a varias empresas norteamericanas en su lista de entidades no confiables.

El efecto inmediato fue devastador en los mercados: Wall Street vivió su peor desplome desde la pandemia de 2020. El S&P 500 cayó 2.5%, el Dow Jones retrocedió más de 900 puntos, y el Nasdaq perdió casi 3% de su valor. En tan solo 48 horas, se evaporaron más de 6 billones de dólares en capitalización bursátil. Las bolsas de Europa y Asia siguieron el mismo camino, con pérdidas generalizadas que reflejan el temor a un deterioro global.

“China se equivocó, ahora deben ofrecerme algo fenomenal”, contestó Trump quien, lejos de moderar el tono, redobló la apuesta. En declaraciones a la prensa el viernes, afirmó que China “jugó mal” y “entró en pánico”. Dijo que no piensa retirar los aranceles hasta que reciba “algo fenomenal a cambio” y recalcó que “este es un gran momento para hacerse rico, más rico que nunca”. Reiteró que su estrategia tiene como objetivo frenar décadas de abusos comerciales: “Después de tanto mal comportamiento, no vamos a hacer borrón y cuenta nueva”.

En Europa, la Comisión Europea expresó “profunda preocupación” y advirtió que si los aranceles afectan indirectamente a exportaciones del bloque o provocan distorsiones en el mercado global, no dudará en responder con “medidas compensatorias proporcionales”. Francia y Alemania criticaron abiertamente a Trump, acusándolo de “unilateralismo que pone en riesgo la estabilidad económica mundial”.

Canadá y México, socios comerciales clave de EE.UU., pidieron consultas urgentes con Washington bajo el marco del T-MEC. En América Latina, Brasil y Argentina convocaron a reuniones de emergencia con sus ministros de economía, mientras que la CEPAL advirtió que la región podría enfrentar “una caída drástica de las exportaciones” si la crisis se prolonga.

En Asia, además de China, países como Corea del Sur, Japón, India y Vietnam manifestaron su inquietud por el nuevo escenario. Varios gobiernos advirtieron que esta guerra comercial podría alterar cadenas de suministro regionales, afectar la estabilidad cambiaria y ralentizar el crecimiento económico.

Aunque el secretario del Tesoro, Scott Bessent, ha insistido en que la economía estadounidense “sigue mostrando fundamentos sólidos” y que no hay señales de recesión inmediata, analistas de JP Morgan Chase, Morgan Stanley y el propio The Wall Street Journal ven un escenario distinto.

“El riesgo de recesión global ha pasado del 40% al 60%”, indicó JP Morgan. Mientras tanto, el Wall Street Journal recordó que en marzo aún se reportaban cifras sólidas en EE.UU.: 228 mil nuevos empleos no agrícolas, desempleo en 4.2% y aumento salarial sostenido. Sin embargo, los economistas temen que el impacto acumulado de aranceles, represalias y caída bursátil sea demasiado grande para ser contenido.

Los aranceles de Trump parecen ser una estrategia de confrontación total para reconfigurar el comercio mundial bajo sus propios términos. Con una postura que mezcla presión económica, nacionalismo industrial y amenazas directas, el presidente de EE.UU. ha abierto un capítulo de gran incertidumbre para la economía internacional.

El mundo observa con preocupación cómo se desarrollará esta guerra comercial, que ya ha encendido alarmas en las principales capitales del planeta y podría marcar el rumbo económico del resto del año y posiblemente del próximo mandato presidencial estadounidense.

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