20.8 C
Puebla
jueves, junio 26, 2025

Manual de defensa del ciudadano distraído

Más leídas

Cómo evitar sanciones por violencia política de género cuando lo único que hiciste fue decir la verdad.

Óscar Constantino Gutiérrez / Disidencia

En México, las únicas autoridades que pueden sancionarte por violencia política de género son el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Estas sanciones no son penales ni civiles: se trata de medidas administrativas que puedes impugnar. Sin embargo, el solo hecho de recibir una puede tener efectos intimidatorios, afectar tu reputación o ser usado como mecanismo de censura.

Este manual no es una guía para ofender: es una herramienta para defender tu derecho a opinar, criticar y exhibir lo que el poder quiere ocultar. Porque en una democracia, el silencio impuesto no protege a las mujeres: protege a los poderosos.

1. No te asustes. Una multa no es una condena. Es un acto administrativo que puedes impugnar. No estás enfrentando una sanción penal ni civil. No te dejes intimidar por el lenguaje técnico ni por la solemnidad del documento: estás en tu derecho de responder y defenderte.

2. Identifica exactamente por qué se te está sancionando y haz ruido. ¿Fue un tuit, un video, una entrevista? ¿Se trata de una expresión directa o de una interpretación subjetiva? ¿Te acusan de “violencia simbólica” o de perpetuar estereotipos? Anota todo: fechas, publicaciones, documentos. Guarda capturas de pantalla y conserva todo lo que hayas dicho. La defensa comienza con la documentación. Anuncia públicamente que te quieren sancionar y explica por qué la sanción es ilegal.

3. Recuerda que la Suprema Corte ha dicho que el debate público puede ser áspero, cáustico, incluso molesto. No todo lo que incomoda es violencia. Las expresiones sobre personajes públicos tienen un nivel más alto de tolerancia, precisamente porque están en el centro del escrutinio democrático.

4. El estándar constitucional e interamericano es claro: sólo se puede sancionar cuando hay “real malicia”. Eso significa que la expresión se hizo con intención de dañar y causó un daño real, o que se hizo una afirmación falsa con desprecio grave por la verdad, sin verificar lo más básico. Si no se cumple esto, sancionar es censura.

5. Defiéndete como ciudadano, no como súbdito. Puedes presentar un escrito ante el INE o un recurso ante el Tribunal Electoral señalando que tu crítica fue sobre un hecho político, no una generalización sexista. Que se trató de una denuncia de nepotismo o corrupción, no de una descalificación de género. Usa datos, no adjetivos. Y si hay contexto, inclúyelo.

6. Si pierdes, impugna. No te quedes con la resolución inicial del INE. Puedes acudir al Tribunal Electoral, y si también ahí fallan en tu contra, puedes ir a instancias internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. También puedes difundir tu caso: la presión social ha revertido muchas injusticias.

7. Si ganas, no te conformes. Puedes demandar a quien te denunció falsamente por daño moral, perjuicios económicos e incluso daños punitivos si hubo abuso de derecho. Las acusaciones falsas no deben salir gratis. Y si te expusieron públicamente, exige también reparación pública.

8. Acércate a asociaciones que defienden la libertad de expresión. No estás solo. Organizaciones nacionales e internacionales pueden asesorarte, acompañarte y amplificar tu caso. Un ciudadano sólo puede ser silenciado, pero cien juntos hacen ruido.

9. Sube la apuesta si es necesario. Si el político denunciante tiene un historial oscuro, saca a la luz sus otras tropelías. Si él te expuso públicamente, tú tienes derecho a contar lo que sabes de él. No con calumnias ni rumores, sino con verdades documentadas.

10.No pidas perdón por decir la verdad. Si lo que dijiste es cierto, relevante y verificable, estás en tu derecho. Aunque el régimen pretenda domesticarte con cursos, disculpas y multas, tú tienes el derecho y el deber de no ceder ante la mentira institucional.

11.Prepárate para demandas civiles. Además del INE, cualquier persona puede demandarte por daño moral en tribunales civiles si considera que afectaste su reputación. Aunque la demanda no prospere, el desgaste económico y emocional puede ser parte del castigo. Prepárate con hechos y contexto.

12. Ojo con las denuncias penales. Aunque la difamación ya no es delito en muchas entidades, todavía existen tipos penales como “discriminación”, “ciberasedio” o “apología de la violencia” que pueden usarse como armas políticas. Si te denuncian, acude con un abogado. No te dejes intimidar por carpetas infundadas.

13.Prepárate para linchamientos digitales. A veces la sanción no viene de la ley, sino del escarnio: campañas coordinadas para hostigarte en redes, reportar tus cuentas, cancelar tu obra y tus eventos, o forzarte a disculparte. No estás solo: documenta todo, bloquea sin culpa y busca apoyo.

Este manual no es para provocar. Es para defenderse del régimen. Porque cuando decir la verdad te cuesta una multa y cursos de reeducación, resistirse no es rebelión: es la única forma de conservar tu libertad.

Notas relacionadas

Últimas noticias

spot_img