Durante la visita del líder norcoreano Kim Jong-un a Pekín, su hija acompañó al mandatario en lo que constituyó su primera aparición pública internacional, lo que alimenta las especulaciones sobre su posible papel como futura sucesora del régimen.
Kim Ju-ae, de entre 12 y 13 años de edad según estimaciones de inteligencia surcoreana, descendió junto a su padre del tren blindado que los trajo a la capital china. Estuvo visiblemente ubicada justo detrás de él en su llegada (Selección con alto grado protocolario usualmente reservado para la primera dama).
Se trata del primer viaje al extranjero que realiza la menor. Desde 2022 ha aparecido en diversos actos importantes —como el lanzamiento de misiles, visitas diplomáticas y celebraciones estatales en Corea del Norte— lo que sugiere una estrategia deliberada de exposición pública.
Analistas coinciden en que su presencia cumple una función simbólica potente: introduce la idea de continuidad dinástica femenina. “El régimen está normalizando la idea de su sucesión,” opinó un experto del Instituto Sejong en Seúl. Asimismo, el Centro Stimson en EE.UU. la considera la candidata más probable a suceder a su padre, al ganar terreno político y ceremonial.
Esta aparición coincide con el despliegue de Kim junto a líderes globales como Xi Jinping y Vladimir Putin durante el desfile militar en honor al 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, resaltando la creciente relevancia diplomática de Norcorea en el escenario internacional.
El traslado de Ju-ae al extranjero, en este contexto altamente protocolario, representa un mensaje claro: la dinastía Kim continúa, y lo hace con una nueva figura en ascenso —la princesa que podría estar destinada a gobernar Corea del Norte en el futuro.