Un informe del Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que en 2018 un hacker vinculado al Cártel de Sinaloa accedió a datos telefónicos y de geolocalización de un funcionario del FBI asignado a la embajada en México. Esto permitió al grupo criminal ubicar y asesinar a informantes de la agencia.
La investigación, publicada el 27 de junio, detalla que el ciberdelincuente obtuvo acceso a información sensible del teléfono del funcionario, incluyendo registros de llamadas, ubicaciones en tiempo real y patrones de movilidad. Con ese material y acceso al sistema de videovigilancia de la Ciudad de México, el grupo criminal rastreó los movimientos del agente e identificó a sus colaboradores.
El informe califica este caso como un riesgo alarmante de la “vigilancia técnica ubicua”: el uso de tecnologías civiles como cámaras urbanas, geolocalización y bases de datos por parte del crimen organizado.
“Los delincuentes no solo saben dónde estás, también con quién estás y qué estás haciendo”, advierte el documento.
El hacker trabajaba para una facción del Cártel de Sinaloa ligada a Joaquín “El Chapo” Guzmán, extraditado a EE.UU. en 2017. Aunque el reporte omite nombres, confirma que la filtración comprometió operaciones encubiertas del FBI y derivó en asesinatos de informantes.
Además del daño humano, el informe señala un impacto institucional: agentes y fuentes comprometidas, redes de inteligencia debilitadas y operaciones suspendidas.
En respuesta, el FBI reconoció la necesidad de reforzar su seguridad digital y desarrolla una estrategia para evitar que sistemas civiles sean usados para rastrear agentes.
Este caso refleja un patrón preocupante: días antes, la DEA reveló que el Cártel Jalisco Nueva Generación también espió a agentes en EE.UU. usando métodos similares.