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jueves, abril 25, 2024

Escenas de un funeral

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Teniendo como sede Casa Aguayo y frente al ataúd de su amigo, el presidente Andrés Manuel López Obrador inclinó la cabeza para hablar al oído de Adán Augusto López Hernández.

¿Qué le dijo?

Solo ellos lo saben.

Lo que sí vieron los que asistieron al homenaje luctuoso de Miguel Barbosa Huerta fue cómo el rostro del secretario de Gobernación se desencajaba poco a poco.

También observaron la tensión de los brazos y puños del funcionario.

Lo único que sabemos a ciencia cierta es que, al retirarse, el segundo hombre más poderoso en el país aseguró ante los reporteros poblanos que “la decisión del gobernador sustituto la tomarán los poblanos de Puebla”.

***

Andrés Manuel López Obrador mantuvo la cabeza baja durante todo el homenaje luctuoso. Es- cuchaba atento y reflexivo cada palabra que salía de la boca de doña Rosario Orozco Caballero, a quien definió como la compa- ñera de siempre, la consejera y la gran aliada de Miguel Barbosa Huerta.

Al llegar su momento, el mandatario federal llenó sus palabras de anécdotas de quien re- cuerda a un amigo infalible. “Mi compañero de lucha”, llamó al gobernador.

Dos hechos destacó López Obrador en su mensaje: la iniciativa de Miguel Barbosa para marchar en defensa de la Cuarta Transformación, así como la movilización que el gobernador hizo en su propio estado, una semana después de aquel 27 de noviembre en que más de un millón de personas acompañaron al presi- dente a su Cuarto Informe.

¿Por qué ese énfasis si ya lo había abordado en la máxima tribuna del país en Palacio Nacional? Porque AMLO y Barbosa son dos animales políticos que conciben el poder en el respaldo de la gente, en el apoyo popular, no en el círculo rojo ni en la élite.

“Y yo puedo asegurar que hizo un buen gobierno, trabajamos juntos, vine muchas veces a Pue- bla. Era tan afín a nuestra causa, que él fue el primero en hablar de que debíamos hacer una marcha y ya la había convocado y yo estaba pensando en un in- forme nada más con miembros del gabinete, pero ya ve como son nuestros adversarios, muy provocadores, y se convocó a la manifestación, a la marcha, pero la iniciativa original fue de Miguel”.

La sentencia fue respondida con un gran aplauso y el grito de “¡gobernador, gobernador!”

***

El dolor en los ojos de doña Rosario Orozco Caballero atravesaban de cuerpo completo a quienes la miraban, pero eso no

le impidió que hiciera la mejor descripción de la esencia del gobierno que encabezó su esposo:

Agradecido con AMLO, comprometido con la 4T, decidido a combatir la corrupción, creyente de la inclusión de las mujeres, la satisfacción por atender a la gente (“le daba fuerza y energía”); el rescate al campo pobla- no olvidado por los gobiernos pasados; la lucha contra la delincuencia (“si no hacemos nada se nos va a ir y eso no se merece el estado”); el fin de los privilegios; la lucha contra las fuerzas oscuras que tenían sometida a Puebla.

“Él buscaba acabar con la corrupción, él creía y agradecía al licenciado Andrés Manuel López Obrador la oportunidad de gobernar su estado, ese enorme privilegio de haberlo nombrado candidato para gobernar el esta- do de Puebla, y dijo no le voy a fallar, en Puebla se instalará una Cuarta Transformación real y la corrupción a ser combatida”.

Rosario Orozco es la única persona que sabe a ciencia cierta los entramados más secretos y los hilos que ayudaron a Miguel Barbosa a tejer su gobierno. No se equivoca el presidente de México cuando la define como la compañera de siempre, la consejera y gran aliada.

Y es que ambos forjaron una pareja fuera de serie. Siempre juntos, siempre analizando, siempre tomando decisiones, siempre cavilándolas, siempre un apoyo mutuo.

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Mientras en Casa Aguayo se rendía un homenaje luctuoso, a kilómetros de distancia, la Operación Zopilote estaba en marcha en San Lázaro.

La cargada para promocionar a varios perfiles opositores al barbosismo como posibles gobernadores sustitutos corrió como hilo de media.

Los jilgueros antibarbosistas se sumaron a la instrucción e inundaron las redes. Cómo esta- ría todo que hasta un sujeto que aparece siempre disfrazado y se dice reportero —un analfabeta funcional en toda la extensión de la palabra— candidateó al líder de la banda de los conejos.

Los odiadores de Miguel Bar- bosa Huerta tampoco esperaron a que el cuerpo gobernador de Puebla fuera enterrado para iniciar la kermés poblana de rumo- res y especulaciones.

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En la guerra de especulaciones un movimiento provocó que la Operación Zopilote quedara a la deriva.

Un constructor consentido del marinismo filtró información privilegiada pensando que con eso beneficiaría y/o ayudaría a uno de los principales beneficiarios de la operación montada desde San Lázaro.

En el Congreso del estado, principal receptáculo y caja de resonancia de la guerra tras el fallecimiento de Miguel Barbosa, las olas crecieron.

Para evitar el tsunami, entonces, comenzó el tejido fino.

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En los pasillos del Congreso del estado, una diputada se placeaba sin ton ni son.

Otro de los diputados que funge como su cargador de la bolsa (me recordó a un reportero que hacía lo mismo con su jefa, una querida reportera) la seguía por todos.

La legisladora estaba hincha- da de soberbia.

Quiso dejar en claro que era beneficiaria de la muerte del gobernador.

En un desplante se acercó a la curul de uno de sus homólogos de la coalición Juntos Haremos Historia.

“Ya no bebas, porque eso no le va a gustar a mi papá”.

***

Claudia Sheinbaum Pardo acudió puntual al funeral de su amigo y aliado.

Al enterarse de la muerte sus- pendió toda su agenda para estar presente en Puebla.

Pocos minutos después de su arribo a Casa Aguayo se acercó con doña Rosario. Un cálido y cariñoso abrazo envolvió a las dos mujeres.

La prensa fue testigo.

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