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jueves, marzo 28, 2024

La terquedad de los técnicos

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Ya me pasó en 2019. Todos los que componían mi cuerpo técnico me lo decían: “Chelis, tienes que cambiar tus pactos y compromisos, esto es un nuevo torneo, lo que pasó, ya dio resultado, pero ahora, lo que hicieron y lo que pactaste no lo dará”. De esa manera se dio todos los días en pretemporada, yo terco que todo tenía que seguir igual y mi cuerpo técnico dándose cuenta de que se iba por el camino erróneo. Poner nombres de los involucrados, para bien o para mal, no tiene caso porque la decisión fue mía y que después de cuatro fechas, el resultado fue como me decían, un punto de 12 y el equipo ni entrenaba al 100 y menos jugaba al 100. No les daba porque yo nunca quise hacer los ajustes ni los nuevos pactos. Mi terquedad y con oídos sordos, cavaron mi tumba. 

El último que se da cuenta que su pareja no le es fiel, resulta ser la otra parte y el último que se da cuenta que tu hijo no está en buen camino, son los padres. En el futbol, no podía ser de otra manera: el último que se da cuenta que el equipo no funciona, es el técnico. 

Por supuesto, se tienen que tomar en cuenta las circunstancias. Al no estar en el día a día, solo te das cuenta de lo que ves en los juegos, pero existen muchas más, que es imposible pasen por tu cabeza. Te las puedes imaginar, pero nunca con certeza y con muchas posibilidades de caer en la especulación. 

En el papel, este Puebla no es más ni menos que en el papel nos han presentado los últimos 6 torneos. Nadie se imaginaba que Vikonis, Loroña, Lucas Cavallini, los dos Reyes, Cotizó, Tabo, Ormeño, Araujo, el mismo Larcamon, Barragán, Gularte, Silva, cuando llegaron, y aquí hagan el ejercicio de recordar ese día, cuando llegaron, nadie daba un quinto con su incorporación. Pasaron los torneos y casi todos se revaluaron, tuvieron un precio grande en el mercado nacional y fueron muy bien vendidos. Temporada tras temporada esto pasaba y el equipo clasificaba a repechaje con 20 puntos con Reynoso, (yo hice 25 pero no había repechaje: mala suerte) y después temporadas de 28, 24, 26 y 22 con Larcamon. Insisto, el actuar administrativo siempre fue igual. 

Ahora, con el señor Arce se repitió la historia de las ventas y de las compras. El equipo tenía pocas fortalezas, pero muy efectivas, basadas en su cuadro bajo: a la defensiva línea de tres, con medios defendiendo hacia adelante y atacantes que iban por fuera para terminar la jugada. Nada nuevo, pero muy apegado al material que se tenía. Su bandera ante este parado era el convencimiento que imperaba en su accionar y este convencimiento, semana a semana se hacía más grande, porque los resultados se daban. 

Cada técnico tiene toda la decisión de jugar o pararse como quiera, con su toque y su estilo y después, con el periódico en la mano, sabrás si tuvo o no razón. Este periódico te dice que el Puebla es de los equipos más goleados, propiciado por los espacios que se quedan atrás y por la poca costumbre que se tiene al hacer la línea de cuatro, teniendo a Diego de Buen sin saber si apoya a Mancuello o se tira atrás y hacer la línea de tres.  

Entonces, ante ese desconcierto de un jugador estructural, los demás, los complementarios, como son los dos laterales, un central, los medios por los dos lados, no tiene manera de asociarse dentro de la cancha: su fortaleza en línea de cinco, la perdieron y con eso no hay manera que los demás saquen sus virtudes y se vean como equipo. 

Al final, nuestra terquedad será las que nos lleve a la tumba, nos darán las gracias y muy ufanos diremos que morimos, pero con nuestra idea, cuando en realidad, ese final se puede evitar. ¿No creen que El Tata Martino, si hubiera cambiado sus pactos y hubiera llevado a lo mejor, solo a manera de cambiar en momentos difíciles, otro resultado se hubiese dado? 

Si quieres fumar, no lo hagas en el fondo de la alberca, sal a la superficie y fuma. 

Si quieres que este equipo funcione, tengas a los jugadores que tengas, regresa a su fortaleza comprobada por seis temporadas y pon línea de cinco con Diego de Buen. Tu sentimiento, tu toque de calidad, tu manera de ver las cosas, por añadidura se dará siempre y cuando te bases en lo ya comprobado y alguien se atreva a dejar ese calificativo de que somos tercos. 

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